Matilde elige la luz natural para ponerse a escribir. Caligrafía con esmero cada uno de los gestos pasados al papel perfumado por el roce de sus dedos meñique y anular, depositarios de ese olor a sándalo que ella tiene impregnado.
La tinta de recarga en una pluma estilográfica, elegida entre muchas de su colección, como quien selecciona un pañuelo que combine con el traje que lleva puesto.
Deja volar su imaginación y actualiza sus recuerdos.
Un paseo a la orilla del mar. Un amor temprano. Ojos rasgados y pasión.
Nació libre y se sometió a la mordaza y cadenas, para hacer su santa voluntad.
Tras las ventanas se ocultan vidas que no se pueden ventilar.
Mezcla en cuartillas, amarilleadas por el paso del tiempo, verdades y mentiras piadosas. Palabras que no se pueden pronunciar.
divendres, 12 de novembre del 2010
dijous, 11 de novembre del 2010
Jacinta, mi bisabuela
Han llegado a mis manos los diarios de Matilde. En ellos escribió lo que mi bisabuela le contó.
No trascribiré sus letras. Lo dejo para otro momento. Será ardua tarea.
En ellos se encuentra su testimonio sobre el hecho que dio oportunidad a mi vida.
Cuando fue abusada (así lo apunta), tenía creencias ciegas sobre lo que ese hombre representaba.
No opuso resistencia porque el desconcierto la enmudeció.
Le sirvió para verlo todo con claridad.
No le guardaba rencor. Eso dice cuando Matilde le pregunta al respecto.
Ella aceptó su destino y agradeció el fruto que, aunque no fue escogido, la vida le ofreció. Justifica con dolor su renuncia. Plantea que no había otra posibilidad. ¿A dónde ir con la tripa llena? Decía ella.
Su familia no se haría cargo y quedarse en la misma casa en que mi abuelo fue adoptado iba a ser insoportable.
Se alegró del destino que puso en sus manos la liberación de su hijo y su propia supervivencia.
Se inició en artes de sanación. Tuvo una percepción de las cosas más a allá de lo aparente. Está dotada de un sexto sentido.
Mamá también lo ha vivido.
Conectaba con la raíz de la vida. Con el suelo.
Su presencia en la vida dejó huella profunda.
Fue compañera y amiga de Matilde. Más que amiga.
Querida Susi, nunca hemos hablado de esos escritos. Me consta que los has leído.
Cuando decidiste vivir en la casa que vio nacer a Jacinta, sabías.
Ellas se llegaron a tocar y a amar. Ese contacto liberó a las dos mujeres.
Lo hicieron con desapego. Dejando cada cosas en su sitio. Respetando las estructuras y la grandeza de amar. Las dos tenían lo deseado. Compartían.
Matilde fue una persona radiante, amada y deseada por todos. Su amor verdadero fue tu hermano. Eso lo sabes. Tú misma caíste bajo su encanto.
Por eso, Carlos fue su hijo del alma. Antes, Julián había llenado el vacío de la maternidad negada. Tu hermano pequeño traía bajo el brazo el vínculo que las unía.
En cuanto a tu orientación, si lees con detenimiento los apuntes en su diario verás que hay detalles que por su redundancia apuntan a esa inquietud en tu segunda madre, como te gusta nombrarla. Esa insistencia en los pasos a dar para hacer de ti una señorita, en el sentido que la palabra tenía, no son más que alertas significativas sobre lo que ella veía en ti.
Los niños no mienten. Seguro que la abrazabas con el corazón alborotado y la contemplabas con admiración, no queriendo emularla, sino queriéndola tuya.
Esas cosas se disimulan mal cuando nacen de dentro.
Nunca fue directa en sus apuntes.
Supongo que era consciente de que algún día estarían en tus manos y no quería hacerte daño.
Fuiste su niña. Eso no lo dudes.
No trascribiré sus letras. Lo dejo para otro momento. Será ardua tarea.
En ellos se encuentra su testimonio sobre el hecho que dio oportunidad a mi vida.
Cuando fue abusada (así lo apunta), tenía creencias ciegas sobre lo que ese hombre representaba.
No opuso resistencia porque el desconcierto la enmudeció.
Le sirvió para verlo todo con claridad.
No le guardaba rencor. Eso dice cuando Matilde le pregunta al respecto.
Ella aceptó su destino y agradeció el fruto que, aunque no fue escogido, la vida le ofreció. Justifica con dolor su renuncia. Plantea que no había otra posibilidad. ¿A dónde ir con la tripa llena? Decía ella.
Su familia no se haría cargo y quedarse en la misma casa en que mi abuelo fue adoptado iba a ser insoportable.
Se alegró del destino que puso en sus manos la liberación de su hijo y su propia supervivencia.
Se inició en artes de sanación. Tuvo una percepción de las cosas más a allá de lo aparente. Está dotada de un sexto sentido.
Mamá también lo ha vivido.
Conectaba con la raíz de la vida. Con el suelo.
Su presencia en la vida dejó huella profunda.
Fue compañera y amiga de Matilde. Más que amiga.
Querida Susi, nunca hemos hablado de esos escritos. Me consta que los has leído.
Cuando decidiste vivir en la casa que vio nacer a Jacinta, sabías.
Ellas se llegaron a tocar y a amar. Ese contacto liberó a las dos mujeres.
Lo hicieron con desapego. Dejando cada cosas en su sitio. Respetando las estructuras y la grandeza de amar. Las dos tenían lo deseado. Compartían.
Matilde fue una persona radiante, amada y deseada por todos. Su amor verdadero fue tu hermano. Eso lo sabes. Tú misma caíste bajo su encanto.
Por eso, Carlos fue su hijo del alma. Antes, Julián había llenado el vacío de la maternidad negada. Tu hermano pequeño traía bajo el brazo el vínculo que las unía.
En cuanto a tu orientación, si lees con detenimiento los apuntes en su diario verás que hay detalles que por su redundancia apuntan a esa inquietud en tu segunda madre, como te gusta nombrarla. Esa insistencia en los pasos a dar para hacer de ti una señorita, en el sentido que la palabra tenía, no son más que alertas significativas sobre lo que ella veía en ti.
Los niños no mienten. Seguro que la abrazabas con el corazón alborotado y la contemplabas con admiración, no queriendo emularla, sino queriéndola tuya.
Esas cosas se disimulan mal cuando nacen de dentro.
Nunca fue directa en sus apuntes.
Supongo que era consciente de que algún día estarían en tus manos y no quería hacerte daño.
Fuiste su niña. Eso no lo dudes.
diumenge, 7 de novembre del 2010
Reconozco que me he perdido lo que la naturaleza me regaló.
Es posible que no llegues a entenderlo.
Ricardo se alejó. Lo hizo sin que yo advirtiera su ausencia. La vida venía tirando de mí.
Cuando nos reencontramos ya era ella, Rica.
Te diré que no me sorprendí. Fue algo que sin saber sabía.
Mis viajes me tenían aislada. Me centré en mi trabajo y dejé de lado la vida que antes tenía. Fue mi huida.
¿Cómo vivir mis contradicciones sin romperme?
Tu madre supo tomar esa decisión. Yo no hubiera sabido hacer algo así.
Mi actitud en la vida era masculina, pero no hubiera sido capaz de hacerle a mi cuerpo lo que ella le hizo al suyo.
No sabría decir si mi vida hubiera pintado mejor en ese rol.
Mimeticé formas y gestos.
En más de una ocasión me sentí llamada muchacho y eso me gustó.
De niña y jovencita no era dueña de mis bucles y adornos femeninos.
Posiblemente Matilde intuía y hacía lo posible por hacer de mí lo que veía se perdía.
No me extrañaría que incluso tuviera conocimiento de mis deseos. Los que yo ni siquiera intuía.
Estar en un internado despertó lo que en mí dormía.
Fue un tiempo en que supe que tenía un poder que sojuzgaba a las otras.
Es posible que el coqueteo y juego mantenido con Ricardo fuera un ensayo sin riesgos.
Los dos sentimos la necesidad de encontrarnos, pero al tiempo vivimos el freno que obstaculizaba nuestros sentidos. Descubrimos los límites que debíamos superar. Nuestras almas se hermanaron.
Te diré que nunca expuse mi cuerpo desnudo al contacto. Con ellas mantuve mis ropas ciñéndolo. Las tomaba y las dejaba. Se quejaban. Me reclamaban y yo me alejaba. Mi desapego desagradaba y tentaba.
Fueron encuentros fugaces. Nunca dormí con mis amantes.
Me sentí rara y distinta. Diferente.
Asumí que no siendo así hubiera sido imposible encontrarse.
Imagino mi cuerpo otro y no me sé.
Hubo un momento en que Ricardo y yo nos planteamos concebirte.
Casi tuve claro que con esa inseminación podría, pero eso me quitó el sueño y le tuve que decir que no contara conmigo.
Me hubiera gustado pasar por ello y tener hoy ese fruto, pero me fue imposible.
Incluso miramos procedimientos en los que bastara que yo donara mis óvulos, pero tampoco pude con ello.
Reconozco que me he perdido lo que la naturaleza me regaló.
Estás aquí. No por mí. Fue otra la que se ofreció.
Ricardo se alejó. Lo hizo sin que yo advirtiera su ausencia. La vida venía tirando de mí.
Cuando nos reencontramos ya era ella, Rica.
Te diré que no me sorprendí. Fue algo que sin saber sabía.
Mis viajes me tenían aislada. Me centré en mi trabajo y dejé de lado la vida que antes tenía. Fue mi huida.
¿Cómo vivir mis contradicciones sin romperme?
Tu madre supo tomar esa decisión. Yo no hubiera sabido hacer algo así.
Mi actitud en la vida era masculina, pero no hubiera sido capaz de hacerle a mi cuerpo lo que ella le hizo al suyo.
No sabría decir si mi vida hubiera pintado mejor en ese rol.
Mimeticé formas y gestos.
En más de una ocasión me sentí llamada muchacho y eso me gustó.
De niña y jovencita no era dueña de mis bucles y adornos femeninos.
Posiblemente Matilde intuía y hacía lo posible por hacer de mí lo que veía se perdía.
No me extrañaría que incluso tuviera conocimiento de mis deseos. Los que yo ni siquiera intuía.
Estar en un internado despertó lo que en mí dormía.
Fue un tiempo en que supe que tenía un poder que sojuzgaba a las otras.
Es posible que el coqueteo y juego mantenido con Ricardo fuera un ensayo sin riesgos.
Los dos sentimos la necesidad de encontrarnos, pero al tiempo vivimos el freno que obstaculizaba nuestros sentidos. Descubrimos los límites que debíamos superar. Nuestras almas se hermanaron.
Te diré que nunca expuse mi cuerpo desnudo al contacto. Con ellas mantuve mis ropas ciñéndolo. Las tomaba y las dejaba. Se quejaban. Me reclamaban y yo me alejaba. Mi desapego desagradaba y tentaba.
Fueron encuentros fugaces. Nunca dormí con mis amantes.
Me sentí rara y distinta. Diferente.
Asumí que no siendo así hubiera sido imposible encontrarse.
Imagino mi cuerpo otro y no me sé.
Hubo un momento en que Ricardo y yo nos planteamos concebirte.
Casi tuve claro que con esa inseminación podría, pero eso me quitó el sueño y le tuve que decir que no contara conmigo.
Me hubiera gustado pasar por ello y tener hoy ese fruto, pero me fue imposible.
Incluso miramos procedimientos en los que bastara que yo donara mis óvulos, pero tampoco pude con ello.
Reconozco que me he perdido lo que la naturaleza me regaló.
Estás aquí. No por mí. Fue otra la que se ofreció.
dijous, 4 de novembre del 2010
Mi hermana Julia
Mi hermana Julia no para de decirme que no vale la pena mirar al pasado.
Dice que me he obsesionado y que nunca debí ceder a tus propósitos, querida Susi.
Por mi parte, me tienes cada vez más intrigado.
Ese triángulo que parece hubo entre Rica, entonces Ricardo, tu hermano y tú, no me queda del todo claro.
¿Cómo pasó de un estado de ser a otro?
¿Por qué pretendió unirse a ti?
Mi hermana opina que eso es cosa vuestra, pero a mí me gustaría reconstruir.
Mamá nunca quiso responder a mis preguntas.
Ahora no está en condiciones de hacerlo.
Está en ese retorno que aunque la medicina parece controlar, la tiene en una infancia letal.
Hay momentos en que mirando fotografías, canturrea y nombra lo que quizás tu me sabrías explicar.
He visto esa fotografía en que estáis los tres.
Él te mira. Yo diría que con ese cariño que se tienen las personas que se conocen bien. Sin embargo, tu hermano está ausente.
Tú miras directamente a la persona que debió hacer esa fotografía, creo que fue Matilde, ya que por lo que me parece es de cuando ibais las dos al encuentro de ellos, cuando ella te llevaba a la ciudad.
No puedo diferenciar vuestros conceptos de pueblo y ciudad.
Ya sé que me lo has explicado muchas veces, pero lo que no se ve es difícil de imaginar.
Dice que me he obsesionado y que nunca debí ceder a tus propósitos, querida Susi.
Por mi parte, me tienes cada vez más intrigado.
Ese triángulo que parece hubo entre Rica, entonces Ricardo, tu hermano y tú, no me queda del todo claro.
¿Cómo pasó de un estado de ser a otro?
¿Por qué pretendió unirse a ti?
Mi hermana opina que eso es cosa vuestra, pero a mí me gustaría reconstruir.
Mamá nunca quiso responder a mis preguntas.
Ahora no está en condiciones de hacerlo.
Está en ese retorno que aunque la medicina parece controlar, la tiene en una infancia letal.
Hay momentos en que mirando fotografías, canturrea y nombra lo que quizás tu me sabrías explicar.
He visto esa fotografía en que estáis los tres.
Él te mira. Yo diría que con ese cariño que se tienen las personas que se conocen bien. Sin embargo, tu hermano está ausente.
Tú miras directamente a la persona que debió hacer esa fotografía, creo que fue Matilde, ya que por lo que me parece es de cuando ibais las dos al encuentro de ellos, cuando ella te llevaba a la ciudad.
No puedo diferenciar vuestros conceptos de pueblo y ciudad.
Ya sé que me lo has explicado muchas veces, pero lo que no se ve es difícil de imaginar.
Escribir es una forma de reclamo para que otras mentes hagan su paseo a nuestro lado.
Este proyecto empezó siendo la voz de un personaje y ahora se ha extendido a la de otro.
Por otra parte, como la moneda, esta opción tiene dos caras.
Hay que reconocer que escribir es una forma de reclamo para que otras mentes hagan su paseo a nuestro lado.
Una página va más allá del círculo de conocidos (y conocidas) y amigos (y amigas).
Compartir es crecer en conocimiento y visibilidad.
El futuro es una página en blanco que, mientras vivamos, podremos diseñar, plegar y transformar.
Mi novela y personajes, van pasando por la vida, desde el tiempo anterior a la mía al futuro imprevisible que me gusta imaginar.
Escribir es una forma de reclamo para que otras mentes hagan su paseo a nuestro lado.
Hay compañeros (y compañeras) de viaje que están a nuestro lado largo trecho, y otros son como estrellas fugaces.
Los hay que, aún por poco tiempo dejan nuestra alma marcada con tatuajes.
Hay lecturas que nos entran en las proximidades del alma para acompañarnos a lo largo de la vida.
Por otra parte, como la moneda, esta opción tiene dos caras.
Hay que reconocer que escribir es una forma de reclamo para que otras mentes hagan su paseo a nuestro lado.
Una página va más allá del círculo de conocidos (y conocidas) y amigos (y amigas).
Compartir es crecer en conocimiento y visibilidad.
El futuro es una página en blanco que, mientras vivamos, podremos diseñar, plegar y transformar.
Mi novela y personajes, van pasando por la vida, desde el tiempo anterior a la mía al futuro imprevisible que me gusta imaginar.
Escribir es una forma de reclamo para que otras mentes hagan su paseo a nuestro lado.
Hay compañeros (y compañeras) de viaje que están a nuestro lado largo trecho, y otros son como estrellas fugaces.
Los hay que, aún por poco tiempo dejan nuestra alma marcada con tatuajes.
Hay lecturas que nos entran en las proximidades del alma para acompañarnos a lo largo de la vida.
dimecres, 3 de novembre del 2010
NO a la lapidación de Sakineh Mohammadi Hastían
Me siento desgarrada, herida y mancillada.No puedo soportar tanta violencia.
Me gustaría ponerme a su lado y mirarlos a la cara.
Soy ella.
NO a la lapidación de Sakineh Mohammadi Ashtiani
Tantos golpes son la cobardía prepotente alzada bajo el signo de un dios ausente.
Me gustaría ponerme a su lado y mirarlos a la cara.
Soy ella.
NO a la lapidación de Sakineh Mohammadi Ashtiani
Tantos golpes son la cobardía prepotente alzada bajo el signo de un dios ausente.
Etiquetes de comentaris:
NO a la lapidación de Sakineh Mohammadi Hastían
dimarts, 2 de novembre del 2010
Rica, mi mamá
No has hablado de mi madre.
Lo haré yo.
Ricardo decidió probar otra forma de ser y estar.
Susana le animó a ello.
Antes de ser intervenido quiso que se guardara su semen para poder tener la oportunidad, si algún día quería procrear.
Ese día llegó y allí entro yo.
Mamá es Ricardo.
No quiso cambiarse el nombre.
Le llamamos Rica. Le encanta.
Susana participó activamente en ese periodo de su vida.
La madre de alquiler es anónima. Lo fue cuando Rica se casó con Nacho, mi papá.
Allí nací yo. Susana me apadrinó.
Soy Fernando Cifuentes Sampe.
Mi padre nació el mismo día que Fernando, el hijo de Sofía.
Piluca me lo explicó.
El abuelo de Susana había tenido un hijo natural, antes de casarse.
Julián, su padre, arregló los papeles para que sus descendientes fueran reconocidos como Cifuentes.
Susi está a mi lado
Ella quiere que participe en este espacio.
Mantiene, que es la forma de dar a conocer a los personajes de tu novela.
Le ha costado convencerme.
Estamos en una época en que todo esto es rudimentario.
Sin embargo, pensando en Jacinta, mi bisabuela, tan querida por ella, he aceptado.
Había empezado a sacar a la luz aquellos papeles que ella recogió de la casa del pueblo.
Me cuesta comprender el concepto pueblo.
Ella hace muchos esfuerzos por hacérmelo entender.
dilluns, 1 de novembre del 2010
Susi no se manifiesta
El texto sacado desde su perfil apunta a otra voz.
Es posible que ella no vuelva a nosotros.
Escribía el hijo de su sobrino.
Esperemos que se aclare si es él quien sigue con los textos o tenemos una nueva voz.
Ella estaba en el fin de sus días.
Lo que aquí fue proyectando quedaba fuera de la novela.
Se suponía que ella hablaría desde aquí.
Hace días que no hay texto que la tenga a ella como referente.
El último que pareció salirle de dentro fue el que podemos consultar en: Me alimentaba lo que despertaba en ti
Ella que parecía no abrigar pasiones ciegas, deslizaba en él todo su fuego.
Un amor que no entraba en nuestros planes.
La novela no cambiará, porque está terminada, pero su texto plantea una nueva perspectiva.
Poner en voz del personaje lo que aquí se ha ido dejando tiene ese riesgo.
Ella en el fin de su tiempo, puede moverse a otro tiempo.
La temporalidad sólo nos afecta a nosotros.
Es posible que, como personaje que se sabe fuera de nuestras leyes, haya decidido presentarse en otro ciclo temporal.
Está jugando desde otro rincón del tiempo.
Si es así, puede estar transcribiendo aquellos papeles que recogió.
En mi mente están.
La hice salir de la casa del pueblo con ellos.
A lo largo de la narración no encuentra momento para sentarse ante ellos.
Esa es la parte no escrita.
Eso hace que la novela no termine su ciclo.
Tampoco hay prisa en ello.
Los papeles pueden desempolvarse o quedar como los que ella leyó.
Matilde, su segunda madre, tuvo aficiones literarias que compartió con ella.
Hubo un momento en que escribió en el diario de su madre, y tras ella lo hizo su sobrina Sofia.
Siempre pensé que este blog lo continuaría ella.
Es posible que ella no vuelva a nosotros.
Escribía el hijo de su sobrino.
Esperemos que se aclare si es él quien sigue con los textos o tenemos una nueva voz.
Ella estaba en el fin de sus días.
Lo que aquí fue proyectando quedaba fuera de la novela.
Se suponía que ella hablaría desde aquí.
Hace días que no hay texto que la tenga a ella como referente.
El último que pareció salirle de dentro fue el que podemos consultar en: Me alimentaba lo que despertaba en ti
Ella que parecía no abrigar pasiones ciegas, deslizaba en él todo su fuego.
Un amor que no entraba en nuestros planes.
La novela no cambiará, porque está terminada, pero su texto plantea una nueva perspectiva.
Poner en voz del personaje lo que aquí se ha ido dejando tiene ese riesgo.
Ella en el fin de su tiempo, puede moverse a otro tiempo.
La temporalidad sólo nos afecta a nosotros.
Es posible que, como personaje que se sabe fuera de nuestras leyes, haya decidido presentarse en otro ciclo temporal.
Está jugando desde otro rincón del tiempo.
Si es así, puede estar transcribiendo aquellos papeles que recogió.
En mi mente están.
La hice salir de la casa del pueblo con ellos.
A lo largo de la narración no encuentra momento para sentarse ante ellos.
Esa es la parte no escrita.
Eso hace que la novela no termine su ciclo.
Tampoco hay prisa en ello.
Los papeles pueden desempolvarse o quedar como los que ella leyó.
Matilde, su segunda madre, tuvo aficiones literarias que compartió con ella.
Hubo un momento en que escribió en el diario de su madre, y tras ella lo hizo su sobrina Sofia.
Siempre pensé que este blog lo continuaría ella.
Aunque me duela
Debería tomar rumbo, empezar a tener en consideración todas las precauciones.
Tuve en mi mano la llave de tu casa.
Nunca debí aceptarla.
Tenía que volver para dártela o para quedarme.
No era justo.
Debiste darme la oportunidad de que pudiera llamarte para quedar.
Temeroso enredaba con ella en el fondo del bolsillo de atrás.
La noche pasada fuiste tú quien irguió mi destino hacía ti.
Tonteamos y caí en el deseo.
Fuimos el uno a por el otro.
No puedo decir que caí en tus redes.
Quise y dejé que las tendieras para mí.
De ese vuelo que me hizo feliz no quiero repetir.
Volvería al lugar común que ya conocí.
Esperabas enredarme con la treta de esa llave.
Llamaré desde el bar de la esquina simulando que cayó en el momento que cambié de pantalón.
Mi piel se sensibiliza pensando en rozarse con la tuya.
Temo que no puedo salir como si nada.
Ha empezado una danza.
Temeroso miro el reflejo de mi cara al afeitarla.
No me veo en él.
Tu sonrisa se ha mezclado en la espuma que voy recortando.
Me has dejado atravesado.
Quieres probar y eso me da morbo.
Dices que con ella sientes poco, que es monótono.
Te miré a los ojos y eso te bastó para hacerme tu presa.
Nunca estuve más de una vez con un hombre casado.
¿Qué le dirás cuando venga a vuestra casa y me encuentre instalado?
Voy demasiado deprisa.
Nadie sabe si habrá una segunda vez.
Yo la deseo, pero no sé si tú también.
He imaginado ser ella.
No soy de los que gesticulan y se les nota, pero me ha gustado pensar que te provocaba con sus ropas y maquillaje.
Me trastorna pensar que pueda hacer ese papel.
Yo que siempre rechacé esas apariencias plumeras.
Me preparo para acceder cuando caiga la tarde.
¿Estará ella?
¡Ya sé! Es un juego de tres.
Por eso me has tentado.
Necesitáis a alguien que os anime en la fiesta.
No voy a entrar en vuestro juego.
Aunque me duela.
Iré en busca de otros para quitarme las penas.
Tuve en mi mano la llave de tu casa.
Nunca debí aceptarla.
Tenía que volver para dártela o para quedarme.
No era justo.
Debiste darme la oportunidad de que pudiera llamarte para quedar.
Temeroso enredaba con ella en el fondo del bolsillo de atrás.
La noche pasada fuiste tú quien irguió mi destino hacía ti.
Tonteamos y caí en el deseo.
Fuimos el uno a por el otro.
No puedo decir que caí en tus redes.
Quise y dejé que las tendieras para mí.
De ese vuelo que me hizo feliz no quiero repetir.
Volvería al lugar común que ya conocí.
Esperabas enredarme con la treta de esa llave.
Llamaré desde el bar de la esquina simulando que cayó en el momento que cambié de pantalón.
Mi piel se sensibiliza pensando en rozarse con la tuya.
Temo que no puedo salir como si nada.
Ha empezado una danza.
Temeroso miro el reflejo de mi cara al afeitarla.
No me veo en él.
Tu sonrisa se ha mezclado en la espuma que voy recortando.
Me has dejado atravesado.
Quieres probar y eso me da morbo.
Dices que con ella sientes poco, que es monótono.
Te miré a los ojos y eso te bastó para hacerme tu presa.
Nunca estuve más de una vez con un hombre casado.
¿Qué le dirás cuando venga a vuestra casa y me encuentre instalado?
Voy demasiado deprisa.
Nadie sabe si habrá una segunda vez.
Yo la deseo, pero no sé si tú también.
He imaginado ser ella.
No soy de los que gesticulan y se les nota, pero me ha gustado pensar que te provocaba con sus ropas y maquillaje.
Me trastorna pensar que pueda hacer ese papel.
Yo que siempre rechacé esas apariencias plumeras.
Me preparo para acceder cuando caiga la tarde.
¿Estará ella?
¡Ya sé! Es un juego de tres.
Por eso me has tentado.
Necesitáis a alguien que os anime en la fiesta.
No voy a entrar en vuestro juego.
Aunque me duela.
Iré en busca de otros para quitarme las penas.
diumenge, 31 d’octubre del 2010
¿Me gusta que me lean?
Hoy he dado el paso a una página.
Cuando puse ese nombre a un blog, lo hice pensando desde la mente de Susana Cifuentes. Una anciana que se comunicaba conmigo desde el futuro al que la llevaron mis letras mientras narraba su historia familiar.
Ahora me planteo la pregunta.
Muchas veces he dejado constancia de mi actividad escribidora independiente de si comparto o no lo escrito.
De hecho, tengo continuación de mis últimas novelas inacabadas pendientes de pasar a la pantalla.
Primero argüí que no hacerlo se debía a cansancio e incomodidades varias.
Una capsulitis en hombro izquierdo, en una de las ocasiones, y otra en el derecho.
El otro escollo fue la vista.
De los hombros me he recuperado.
La vista cada vez me da menos cancha.
Mañana empieza el mes en que tengo mi cita.
Escribo bajo una suave nebulosa.
Lo que más me cuesta es ponerme a copiar lo que tengo en papel.
Por dos razones. Una de ellas es que escribo diminuto.
No me iría nada mal que alguien me hiciera la tarea.
Pero hay otra más potente. No quiero perderme las nuevas letras que a mi alma asomen. Esa es la principal.
No caben excusas.
Afirmaré que me gusta que me lean, pero no a cualquier precio.
Poner en marcha la página, es consecuencia del proceso en que me veo envuelta.
Ahora Susana está en silencio.
Soy yo la que se plantea hasta dónde llegar para que mis letras se lean.
Cuando abrí este perfil creía que iba a publicar.
No doy ese paso.
Sigo con mis recursos.
Registros en safecreative, mis blogs, perfiles en algunos foros,...
Ronda por mi mente la propuesta de Susana.
En el momento que tomo un texto de mi librería o lo busco (o encuentro) por internet, estoy dando respuesta a lo que a ella le inquieta.
Si no hubiera lectores (y lectoras) ávidos (ávidas) de vidas recreadas en relatos, cuentos o novelas, no se haría realidad su existencia.
En ellos van nuestras almas, las de quienes escribimos (y las lecturas que hicimos), y las de quienes pasan por sus letras.
http://www.facebook.com/note.php?created&¬e_id=125687977488882
Cuando puse ese nombre a un blog, lo hice pensando desde la mente de Susana Cifuentes. Una anciana que se comunicaba conmigo desde el futuro al que la llevaron mis letras mientras narraba su historia familiar.
Ahora me planteo la pregunta.
Muchas veces he dejado constancia de mi actividad escribidora independiente de si comparto o no lo escrito.
De hecho, tengo continuación de mis últimas novelas inacabadas pendientes de pasar a la pantalla.
Primero argüí que no hacerlo se debía a cansancio e incomodidades varias.
Una capsulitis en hombro izquierdo, en una de las ocasiones, y otra en el derecho.
El otro escollo fue la vista.
De los hombros me he recuperado.
La vista cada vez me da menos cancha.
Mañana empieza el mes en que tengo mi cita.
Escribo bajo una suave nebulosa.
Lo que más me cuesta es ponerme a copiar lo que tengo en papel.
Por dos razones. Una de ellas es que escribo diminuto.
No me iría nada mal que alguien me hiciera la tarea.
Pero hay otra más potente. No quiero perderme las nuevas letras que a mi alma asomen. Esa es la principal.
No caben excusas.
Afirmaré que me gusta que me lean, pero no a cualquier precio.
Poner en marcha la página, es consecuencia del proceso en que me veo envuelta.
Ahora Susana está en silencio.
Soy yo la que se plantea hasta dónde llegar para que mis letras se lean.
Cuando abrí este perfil creía que iba a publicar.
No doy ese paso.
Sigo con mis recursos.
Registros en safecreative, mis blogs, perfiles en algunos foros,...
Ronda por mi mente la propuesta de Susana.
En el momento que tomo un texto de mi librería o lo busco (o encuentro) por internet, estoy dando respuesta a lo que a ella le inquieta.
Si no hubiera lectores (y lectoras) ávidos (ávidas) de vidas recreadas en relatos, cuentos o novelas, no se haría realidad su existencia.
En ellos van nuestras almas, las de quienes escribimos (y las lecturas que hicimos), y las de quienes pasan por sus letras.
http://www.facebook.com/note.php?created&¬e_id=125687977488882
divendres, 22 d’octubre del 2010
Me alimentaba lo que despertaba en ti
Alimenté mi deseo en el tuyo.
Aquel fuego hirió mi carne.
¿Cómo es posible que ahora, tras la sequía del tiempo, vuelvas a mí?
Hubo hondo sentimiento.
Después olvidé.
Ahora sufro el envite en mis sueños.
Te siento.
Te recuerdo.
Has venido tras el telón del tiempo.
En ese círculo que me retiene dentro.
Me has dado la oportunidad de volver a mirar antes de marchar.
Tú me esperas.
Sé que llega el fin de esta forma vital.
Con un pie en la tumba.
¡Qué arrogancia!
Todos estamos expuestos.
No hay distancia.
Tú, yo y el otro.
Todos a estación término, antes o después.
Aquel fuego hirió mi carne.
¿Cómo es posible que ahora, tras la sequía del tiempo, vuelvas a mí?
Hubo hondo sentimiento.
Después olvidé.
Ahora sufro el envite en mis sueños.
Te siento.
Te recuerdo.
Has venido tras el telón del tiempo.
En ese círculo que me retiene dentro.
Me has dado la oportunidad de volver a mirar antes de marchar.
Tú me esperas.
Sé que llega el fin de esta forma vital.
Con un pie en la tumba.
¡Qué arrogancia!
Todos estamos expuestos.
No hay distancia.
Tú, yo y el otro.
Todos a estación término, antes o después.
dimarts, 12 d’octubre del 2010
Ricardo
Nunca sabré qué hizo que dejara de interesarme como hombre.
Es posible que sintiera algo por él cuando coqueteaba dejando que me cortejara.
Tardé mucho en dejar que mi cuerpo respondiera.
Era yo quien tomaba la iniciativa cuando estaba con alguien.
Al principio no diferenciaba.
Podía entrar a saco con un chico o una chica.
Fue más tarde, cuando supe que las chicas sacaban de mí emociones sensitivas desconocidas.
Eran el espejo en que me veía.
Ricardo entendió que éramos incompatibles a ese nivel.
Cuando quiso de mí, tuve que decirle que mis gustos se estaban destapando en otro lado.
Mi orientación se iba definiendo.
Lo intentamos.
Fue fracaso.
Mi actividad no encajaba con la suya.
Aquella vez descubrimos que podíamos hablar de muchas cosas compartidas, pero nuestros cuerpos no respondían.
Lloramos juntos.
Reímos.
Tal vez hubiéramos sido felices si lo nuestro hubiera funcionado.
El tiempo nos mostró el error.
Los dos disfrutamos más con personas de nuestro mismo sexo.
A él le costó más aceptarlo.
Después de reconocer que lo nuestro no podía ser, pudimos entablar una relación nueva.
Cómplices nos abrimos uno al otro.
Nos supimos en esencia.
Amaba a mi hermano.
Le costó confesarlo.
Para saberlo, pasó por un bache.
Cogió una depresión terrible.
En ese tiempo compartimos confidencias.
Sólo se atrevió a decir que era así, cuando se destensó su silencio.
Tuvimos un encuentro los tres.
Hablé con Ignacio, pensando que sería bueno prepararlo.
Él lo tomó bien.
Me sorprendió su respuesta.
Nunca había afrontado con él esa tendencia.
Me dijo que entendía que las personas sintieran afinidades como las nuestras, pero él sabía cuales eran las suyas.
Le ofreció amistad.
Toda la que siempre le pudo dar.
Ricardo no podía seguir cerca de él con esos sentimientos.
Confirmó que el equilibrio venía dado por el trío de ellos y yo.
Mis deseos de trotamundos desestabilizaban la balanza.
Yo tenía mis historias.
Ignacio no parecía tenerlas.
Él podía vivir en la contemplación del ser amado.
Mientras ese círculo funcionara, todo estaría bien para él.
Es posible que sintiera algo por él cuando coqueteaba dejando que me cortejara.
Tardé mucho en dejar que mi cuerpo respondiera.
Era yo quien tomaba la iniciativa cuando estaba con alguien.
Al principio no diferenciaba.
Podía entrar a saco con un chico o una chica.
Fue más tarde, cuando supe que las chicas sacaban de mí emociones sensitivas desconocidas.
Eran el espejo en que me veía.
Ricardo entendió que éramos incompatibles a ese nivel.
Cuando quiso de mí, tuve que decirle que mis gustos se estaban destapando en otro lado.
Mi orientación se iba definiendo.
Lo intentamos.
Fue fracaso.
Mi actividad no encajaba con la suya.
Aquella vez descubrimos que podíamos hablar de muchas cosas compartidas, pero nuestros cuerpos no respondían.
Lloramos juntos.
Reímos.
Tal vez hubiéramos sido felices si lo nuestro hubiera funcionado.
El tiempo nos mostró el error.
Los dos disfrutamos más con personas de nuestro mismo sexo.
A él le costó más aceptarlo.
Después de reconocer que lo nuestro no podía ser, pudimos entablar una relación nueva.
Cómplices nos abrimos uno al otro.
Nos supimos en esencia.
Amaba a mi hermano.
Le costó confesarlo.
Para saberlo, pasó por un bache.
Cogió una depresión terrible.
En ese tiempo compartimos confidencias.
Sólo se atrevió a decir que era así, cuando se destensó su silencio.
Tuvimos un encuentro los tres.
Hablé con Ignacio, pensando que sería bueno prepararlo.
Él lo tomó bien.
Me sorprendió su respuesta.
Nunca había afrontado con él esa tendencia.
Me dijo que entendía que las personas sintieran afinidades como las nuestras, pero él sabía cuales eran las suyas.
Le ofreció amistad.
Toda la que siempre le pudo dar.
Ricardo no podía seguir cerca de él con esos sentimientos.
Confirmó que el equilibrio venía dado por el trío de ellos y yo.
Mis deseos de trotamundos desestabilizaban la balanza.
Yo tenía mis historias.
Ignacio no parecía tenerlas.
Él podía vivir en la contemplación del ser amado.
Mientras ese círculo funcionara, todo estaría bien para él.
divendres, 8 d’octubre del 2010
Duele recordarlo
Papá murió.
Ese dolor fue el primero que se enquistó en mi alma.
La vida me negó el adiós de la madre.
Ella se fue para darme paso a mí.
Julián lo había sido todo.
Cuando llegó a mí la noticia, sus cenizas estaban en el suelo.
Él había pedido que se esparcieran por el monte.
En ese momento no supe lo doloroso de su ausencia.
Ese impacto emocional cayó sobre mí como una avalancha cuando entré a la casa que me vio nacer.
Fue allí dónde se abrió dentro de mí el abismo de la tristeza contenida.
Has escrito sobre su muerte y he revivido ese momento.
Es posible que ahora que mi espera está llegando a su fin lo reviva.
Sé que mi plazo es corto.
Ya me toca.
Recuerdo con viveza su presencia.
Veo su mirada, cuando creyendo que nadie le observaba se entretenía repasando la silueta de Matilde.
Aunque yo era una niña, eso no me pasó por alto.
Supe leer en su gesto.
Entendí que vivían en el cielo.
No recuerdo que discutieran en ningún momento.
En ellos aquello de amor reñido, amor querido, no era razón de ser.
Hablaban, se miraban, se escuchaban.
Siempre busqué el reflejo de lo que en ellos vi.
Nunca lo hallé.
Me identifiqué.
Quise ser su espalda.
Quise ser su cara.
Quise ser sus manos.
Quise ser él.
Es posible que esa sea la razón por la cual he buscado en otras mujeres lo que deseé de Matilde.
Él la poseía.
Él la tenía.
Sentí celos y rechacé esos sentimientos.
No reconocí en ese momento que me dolía no poder tener lo que él tenía.
Le amaba y odiaba.
Era mi padre y al tiempo mi rival.
Ella me dedicaba mimos y atención, pero ante él resplandecía.
Se fueron y me tocó quedar para recordar.
Larga espera lacera el final de mis días.
Ese dolor fue el primero que se enquistó en mi alma.
La vida me negó el adiós de la madre.
Ella se fue para darme paso a mí.
Julián lo había sido todo.
Cuando llegó a mí la noticia, sus cenizas estaban en el suelo.
Él había pedido que se esparcieran por el monte.
En ese momento no supe lo doloroso de su ausencia.
Ese impacto emocional cayó sobre mí como una avalancha cuando entré a la casa que me vio nacer.
Fue allí dónde se abrió dentro de mí el abismo de la tristeza contenida.
Has escrito sobre su muerte y he revivido ese momento.
Es posible que ahora que mi espera está llegando a su fin lo reviva.
Sé que mi plazo es corto.
Ya me toca.
Recuerdo con viveza su presencia.
Veo su mirada, cuando creyendo que nadie le observaba se entretenía repasando la silueta de Matilde.
Aunque yo era una niña, eso no me pasó por alto.
Supe leer en su gesto.
Entendí que vivían en el cielo.
No recuerdo que discutieran en ningún momento.
En ellos aquello de amor reñido, amor querido, no era razón de ser.
Hablaban, se miraban, se escuchaban.
Siempre busqué el reflejo de lo que en ellos vi.
Nunca lo hallé.
Me identifiqué.
Quise ser su espalda.
Quise ser su cara.
Quise ser sus manos.
Quise ser él.
Es posible que esa sea la razón por la cual he buscado en otras mujeres lo que deseé de Matilde.
Él la poseía.
Él la tenía.
Sentí celos y rechacé esos sentimientos.
No reconocí en ese momento que me dolía no poder tener lo que él tenía.
Le amaba y odiaba.
Era mi padre y al tiempo mi rival.
Ella me dedicaba mimos y atención, pero ante él resplandecía.
Se fueron y me tocó quedar para recordar.
Larga espera lacera el final de mis días.
dilluns, 4 d’octubre del 2010
CABE ESPERAR en un blog
He copiado el tercer paso del primero.
Hubiera asegurado que tenía más sobre esa época.
Los tiempos en que Matilde, tu segunda madre (madrastra), se hacía cargo de la educación de tu amado hermano Ignacio.
Tras hacerlo he pensado en la escena que quedaba fuera de campo.
Los pensamientos confusos de Ignacio, ignorante de que ella será su futura madre.
El regreso a la casa, con los créditos en la mano y el sabor agridulce de una despedida entre sentimientos ignorados.
Una Jacinta que habla entre dientes, pero que omite informaros.
Se omitieron elementos que visualicé.
No todo debe darse.
Siempre ha de quedar un espacio a lo imaginado y a lo recuperado en la memoria de pasos próximos en el texto narrado.
Con lo que hoy he copiado en http://cabeesperar.blogspot.com/ se pasa esa página en que Matilde está sujeta a un guión prefijado, dado el papel que como educadora le había tocado.
Aunque su oficio es el mío, no hay en esos pasajes sombras de mi experiencia.
El testimonio viene de esas maestras que me antecedieron.
Está en la época en que yo aprendí mis primeras letras.
Escribí y debo atenerme a lo hecho.
Pongo ante mí el cuaderno en que con lápiz volé sobre ese pueblo que imagine.
Una casa que construí con la experiencia de casas de mis antepasados.
Por ambas partes, de padre y madre, la casa era eso.
Aunque viví en una durante mis primeros años, hasta los dieciséis, en ningún momento la visualicé.
Supongo que eso me hubiera descarnado e impedido novelar sobre una historia que no recorre la mía propia, aunque si la sombra de lo que me rodeo en esa infancia en que como tú no era testigo de lo que vivía.
Hubiera asegurado que tenía más sobre esa época.
Los tiempos en que Matilde, tu segunda madre (madrastra), se hacía cargo de la educación de tu amado hermano Ignacio.
Tras hacerlo he pensado en la escena que quedaba fuera de campo.
Los pensamientos confusos de Ignacio, ignorante de que ella será su futura madre.
El regreso a la casa, con los créditos en la mano y el sabor agridulce de una despedida entre sentimientos ignorados.
Una Jacinta que habla entre dientes, pero que omite informaros.
Se omitieron elementos que visualicé.
No todo debe darse.
Siempre ha de quedar un espacio a lo imaginado y a lo recuperado en la memoria de pasos próximos en el texto narrado.
Con lo que hoy he copiado en http://cabeesperar.blogspot.com/ se pasa esa página en que Matilde está sujeta a un guión prefijado, dado el papel que como educadora le había tocado.
Aunque su oficio es el mío, no hay en esos pasajes sombras de mi experiencia.
El testimonio viene de esas maestras que me antecedieron.
Está en la época en que yo aprendí mis primeras letras.
Escribí y debo atenerme a lo hecho.
Pongo ante mí el cuaderno en que con lápiz volé sobre ese pueblo que imagine.
Una casa que construí con la experiencia de casas de mis antepasados.
Por ambas partes, de padre y madre, la casa era eso.
Aunque viví en una durante mis primeros años, hasta los dieciséis, en ningún momento la visualicé.
Supongo que eso me hubiera descarnado e impedido novelar sobre una historia que no recorre la mía propia, aunque si la sombra de lo que me rodeo en esa infancia en que como tú no era testigo de lo que vivía.
diumenge, 3 d’octubre del 2010
Shilain
Mi sobrino Fernando se quedó en África.
Era un muchacho, pero supo que allí estaba su sitio.
Sofia, su madre, no aceptaba su decisión.
Hasta entonces, ella parecía haber delegado los cuidados de su hijo en su madre, Nicole, y su compañera de vida, Mila.
Había estado ausente largas temporadas, confiada en el buen criterio de las otras.
Estuvo a punto de ir tras él.
No podía soportar la idea de perderlo para siempre.
Fue él quien la contuvo.
-Es mi destino, madre, no el tuyo.
Esas palabras venidas de un muchacho de dieciséis años cobraron mayor alcance.
Aceptó, no le quedó más remedio.
Cayó en un profundo dolor.
La tristeza demudó su gesto.
Dejó de planificar nuevos proyectos.
Todas nos preocupamos y quisimos ayudarla.
No había argumentos que la animaran.
-En mal día se me ocurrió llevarlo conmigo.
No paraba de repetir una y mil veces esas palabras.
Tras un periodo de varias estaciones, decidimos que era necesario hacer un viaje para que se encontrara con la tribu en que habitaba su hijo.
Allí fuimos las tres, Sofía, Mila y yo.
Paramos en uno de los hoteles de Casablanca y nos dejamos ver por los mercados.
Serían ellos quienes se acercaran a nosotras.
Así ocurrió.
Una muchacha con ojos de agua nos ofreció con insistencia unas esencias.
Entre ellas, cuando se las compramos, dejó deslizar un lazo rosa.
Todas supimos que era el que Fernando, cuando era niño, había sustraído de la caja que todavía se conservaba en la casa del pueblo.
Volvimos al hotel con la esperanza de que él se pusiera en contacto con nosotras.
Ella nos seguía. Nosotras lo pudimos advertir.
Al cabo de una semana, se presentó en la puerta del hotel con un niño en los brazos.
Era el vivo retrato de Fernando cuando era bebé.
La emoción impidió el disimulo.
Nos acercamos a ella y le dimos un abrazo, una tras otra.
Ella los aceptó, y nos entregó el bebé.
Cuando quisimos recuperar su mirada, no estaba.
Allí estábamos desconcertadas.
Entre los ropajes del niño, había una carta.
En ella Fernando nos informaba de que ese era su hijo.
Que volvería a por él.
Esperamos contentas, pensando que por fin podríamos estrecharlo en nuestros brazos.
Sofía recuperó la alegría al mantener contacto con su nieto.
Todo ello borró las sombras del pasado.
Cuando Fernando se presentó ante nosotras, estábamos paseando olvidadas de la espera.
¡Había crecido tanto!
Era un hombre.
Sofía no pudo contener la emoción y rompió en llanto.
En ese momento brotaron las lágrimas que secas tenía.
Regresamos a nuestras casas.
Las heridas cerraron para siempre.
Valió la pena intentarlo.
Ese encuentro fue la antesala de otros.
A partir de entonces, organizábamos ese viaje una vez al año.
Cuando Shilain fue mayorcito quiso venir con nosotras.
Tuvo muchos hermanos y hermanas, pero él fue quien sintió la llamada de nuestros orígenes.
Fernando tuvo que consentir que viniera.
Primero fueron temporadas cortas.
Posteriormente se instalo con nosotras.
Ahora está a mi lado.
Él es el que teclea estas letras.
Yo anciana, no podría.
La vista no me alcanza.
Era un muchacho, pero supo que allí estaba su sitio.
Sofia, su madre, no aceptaba su decisión.
Hasta entonces, ella parecía haber delegado los cuidados de su hijo en su madre, Nicole, y su compañera de vida, Mila.
Había estado ausente largas temporadas, confiada en el buen criterio de las otras.
Estuvo a punto de ir tras él.
No podía soportar la idea de perderlo para siempre.
Fue él quien la contuvo.
-Es mi destino, madre, no el tuyo.
Esas palabras venidas de un muchacho de dieciséis años cobraron mayor alcance.
Aceptó, no le quedó más remedio.
Cayó en un profundo dolor.
La tristeza demudó su gesto.
Dejó de planificar nuevos proyectos.
Todas nos preocupamos y quisimos ayudarla.
No había argumentos que la animaran.
-En mal día se me ocurrió llevarlo conmigo.
No paraba de repetir una y mil veces esas palabras.
Tras un periodo de varias estaciones, decidimos que era necesario hacer un viaje para que se encontrara con la tribu en que habitaba su hijo.
Allí fuimos las tres, Sofía, Mila y yo.
Paramos en uno de los hoteles de Casablanca y nos dejamos ver por los mercados.
Serían ellos quienes se acercaran a nosotras.
Así ocurrió.
Una muchacha con ojos de agua nos ofreció con insistencia unas esencias.
Entre ellas, cuando se las compramos, dejó deslizar un lazo rosa.
Todas supimos que era el que Fernando, cuando era niño, había sustraído de la caja que todavía se conservaba en la casa del pueblo.
Volvimos al hotel con la esperanza de que él se pusiera en contacto con nosotras.
Ella nos seguía. Nosotras lo pudimos advertir.
Al cabo de una semana, se presentó en la puerta del hotel con un niño en los brazos.
Era el vivo retrato de Fernando cuando era bebé.
La emoción impidió el disimulo.
Nos acercamos a ella y le dimos un abrazo, una tras otra.
Ella los aceptó, y nos entregó el bebé.
Cuando quisimos recuperar su mirada, no estaba.
Allí estábamos desconcertadas.
Entre los ropajes del niño, había una carta.
En ella Fernando nos informaba de que ese era su hijo.
Que volvería a por él.
Esperamos contentas, pensando que por fin podríamos estrecharlo en nuestros brazos.
Sofía recuperó la alegría al mantener contacto con su nieto.
Todo ello borró las sombras del pasado.
Cuando Fernando se presentó ante nosotras, estábamos paseando olvidadas de la espera.
¡Había crecido tanto!
Era un hombre.
Sofía no pudo contener la emoción y rompió en llanto.
En ese momento brotaron las lágrimas que secas tenía.
Regresamos a nuestras casas.
Las heridas cerraron para siempre.
Valió la pena intentarlo.
Ese encuentro fue la antesala de otros.
A partir de entonces, organizábamos ese viaje una vez al año.
Cuando Shilain fue mayorcito quiso venir con nosotras.
Tuvo muchos hermanos y hermanas, pero él fue quien sintió la llamada de nuestros orígenes.
Fernando tuvo que consentir que viniera.
Primero fueron temporadas cortas.
Posteriormente se instalo con nosotras.
Ahora está a mi lado.
Él es el que teclea estas letras.
Yo anciana, no podría.
La vista no me alcanza.
dimecres, 29 de setembre del 2010
Clea Imagina en FB de Susana (29-9-10)
He despertado pensando en tu madre. Sara.
Tú eres su vivo retrato. Eras.
Ella quedó en la juventud, tu has seguido tus pasos hacía una edad en que todo se puede mirar desde la perspectiva que ellos dan.
Sara nació entre algodones.
Su mundo fue de color de rosa.
No sabemos más de ella.
Casi es transparente.
Su presencia en la trama se desvanece.
Tu padre se refugia en ese amor durante toda la vida.
Incluso cuando conoce a Matilde.
Una y otra no se excluyen.
Con las dos tiene lo que puede desear.
La pasión le llega con tu segunda madre (mejor así, que no madrastra).
Ayer, al teclear el episodio que engarza el matrimonio de tus progenitores, tuve la sensación de que faltaba algo.
Como si hubieran desaparecido palabras escritas.
Recordaba lo que allí no podrá encontrar el lector.
Veía la emoción en la mirada del niño cuando tenía ante sí al bebé que fue tu madre.
Recordaba sus idas y venidas por las calles a la espera de encontrarse con ella para tirar de uno de sus lazos y salir escapando, con la sonrisa pícara de la niña al sentirse única y especial.
Nada de todo eso está en el texto.
En ese momento, contaba Nacho, tu hermano.
Ni siquiera tú.
Reconozco que descuidé vuestra presencia.
Jacinta ya tenía cuerpo y figura.
Era el tronco de un árbol que mantendría vuestro arraigo familiar contra viento y marea.
La entrega a tu padre, era la que ofrecía a la vida.
Sara tenía sus sueños y fantasías.
Los vivía en una infancia perpetua.
Con ella nunca hubieras sido la que eres.
Sin embargo, los pocos meses que te tuvo a su lado fueron suficientes para que te diera el ángel que llevaba dentro.
Ella está en ti.
Es el velo que te ha protegido y protege.
Una mujer sabe, aunque parezca que vive en el aire.
Cuando estuviste en su vientre, ella te hablaba.
Si pudieras recordar sus palabras, descubrirías que la fuerza vital te viene de ella.
Tú eres su vivo retrato. Eras.
Ella quedó en la juventud, tu has seguido tus pasos hacía una edad en que todo se puede mirar desde la perspectiva que ellos dan.
Sara nació entre algodones.
Su mundo fue de color de rosa.
No sabemos más de ella.
Casi es transparente.
Su presencia en la trama se desvanece.
Tu padre se refugia en ese amor durante toda la vida.
Incluso cuando conoce a Matilde.
Una y otra no se excluyen.
Con las dos tiene lo que puede desear.
La pasión le llega con tu segunda madre (mejor así, que no madrastra).
Ayer, al teclear el episodio que engarza el matrimonio de tus progenitores, tuve la sensación de que faltaba algo.
Como si hubieran desaparecido palabras escritas.
Recordaba lo que allí no podrá encontrar el lector.
Veía la emoción en la mirada del niño cuando tenía ante sí al bebé que fue tu madre.
Recordaba sus idas y venidas por las calles a la espera de encontrarse con ella para tirar de uno de sus lazos y salir escapando, con la sonrisa pícara de la niña al sentirse única y especial.
Nada de todo eso está en el texto.
En ese momento, contaba Nacho, tu hermano.
Ni siquiera tú.
Reconozco que descuidé vuestra presencia.
Jacinta ya tenía cuerpo y figura.
Era el tronco de un árbol que mantendría vuestro arraigo familiar contra viento y marea.
La entrega a tu padre, era la que ofrecía a la vida.
Sara tenía sus sueños y fantasías.
Los vivía en una infancia perpetua.
Con ella nunca hubieras sido la que eres.
Sin embargo, los pocos meses que te tuvo a su lado fueron suficientes para que te diera el ángel que llevaba dentro.
Ella está en ti.
Es el velo que te ha protegido y protege.
Una mujer sabe, aunque parezca que vive en el aire.
Cuando estuviste en su vientre, ella te hablaba.
Si pudieras recordar sus palabras, descubrirías que la fuerza vital te viene de ella.
dimarts, 28 de setembre del 2010
Vuelvo a ella.
Mensajes mesiánicos los ha habido siempre.
Fernando se enamoró de la arena del desierto.
Abrazó otro pueblo distinto al de parte de su origen.
Sofia quiso que fuera libre.
Lo mismo que ella.
Un muchacho que en este lado del mundo no tiene otra cosa que espera.
Me alegró que decidiera seguir su instinto.
No lo dije, pero sentí que dentro de mí se abría el mundo.
Siempre es posible anidar en mundos posibles.
Él lo encontró.
Reconoció su destino.
Le quisimos convencer de que debía seguir sus estudios.
El tiempo de los obligados había terminado, pero aspirábamos a que hiciera carrera.
Un Cifuentes podía hacerla.
Era el único de nuestra familia.
Mila se puso de su parte.
Ella era su segunda madre.
Has empezado a copiar lo que tienes escrito.
Me he visto en esa tarde que mis recuerdos han borrado.
Jacinta lo llenaba todo.
Iba tras ella durante todo el día, pero cuando Nacho aparecía en escena él brillaba como una estrella.
Lo tenía endiosado.
Siempre sentí admiración por él. Incluso cuando llegué a saber lo suyo con Matilde.
Vuelvo a ella.
Matilde siempre en mi memoria.
Fernando se enamoró de la arena del desierto.
Abrazó otro pueblo distinto al de parte de su origen.
Sofia quiso que fuera libre.
Lo mismo que ella.
Un muchacho que en este lado del mundo no tiene otra cosa que espera.
Me alegró que decidiera seguir su instinto.
No lo dije, pero sentí que dentro de mí se abría el mundo.
Siempre es posible anidar en mundos posibles.
Él lo encontró.
Reconoció su destino.
Le quisimos convencer de que debía seguir sus estudios.
El tiempo de los obligados había terminado, pero aspirábamos a que hiciera carrera.
Un Cifuentes podía hacerla.
Era el único de nuestra familia.
Mila se puso de su parte.
Ella era su segunda madre.
Has empezado a copiar lo que tienes escrito.
Me he visto en esa tarde que mis recuerdos han borrado.
Jacinta lo llenaba todo.
Iba tras ella durante todo el día, pero cuando Nacho aparecía en escena él brillaba como una estrella.
Lo tenía endiosado.
Siempre sentí admiración por él. Incluso cuando llegué a saber lo suyo con Matilde.
Vuelvo a ella.
Matilde siempre en mi memoria.
Clea Imagina en FB de Susana (28-9-10)
Es posible que tu silencio reclamara mis escritos.
Ya empecé a componer ese tapiz de tu existir, querida niña.
Fernando no habla.
No emite palabras ni frases.
Orienta mi mirada.
Hoy he estado visionando vídeos catastrofistas.
En ellos se anuncia la hecatombe para el 2012.
No he dado crédito a esos pájaros de mal agüero.
Mañana el patio estará revuelto.
A río revuelto, ganancia de pescadores.
Ya empecé a componer ese tapiz de tu existir, querida niña.
Fernando no habla.
No emite palabras ni frases.
Orienta mi mirada.
Hoy he estado visionando vídeos catastrofistas.
En ellos se anuncia la hecatombe para el 2012.
No he dado crédito a esos pájaros de mal agüero.
Mañana el patio estará revuelto.
A río revuelto, ganancia de pescadores.
dilluns, 27 de setembre del 2010
Fernando
Tu sobrino, Fernando, quiere entrar en acción.
No usaremos el mismo recurso que hemos usado para que te manifestaras, querida Susi.
Él es el futuro.
Tu sobrina Sofia tomó decisiones claras cuando decidió tener ese hijo.
Ella, liberada del lastre del pasado y las sombras de lo que se disimula, de muy jovencita quiso ser madre.
Lo hizo pensando que tras la maternidad viviría su propia vida.
Era muy jovencita.
Tú eras su guía.
Quería seguir tus pasos, pero sin tus carencias.
Ese niño fue deseado.
Pensé que sería ella quien tomaría la palabra en tu ausencia, pero eso no está en mi mano.
Vengo a tu espacio para seguir dialogando con los personajes.
No usaremos el mismo recurso que hemos usado para que te manifestaras, querida Susi.
Él es el futuro.
Tu sobrina Sofia tomó decisiones claras cuando decidió tener ese hijo.
Ella, liberada del lastre del pasado y las sombras de lo que se disimula, de muy jovencita quiso ser madre.
Lo hizo pensando que tras la maternidad viviría su propia vida.
Era muy jovencita.
Tú eras su guía.
Quería seguir tus pasos, pero sin tus carencias.
Ese niño fue deseado.
Pensé que sería ella quien tomaría la palabra en tu ausencia, pero eso no está en mi mano.
Vengo a tu espacio para seguir dialogando con los personajes.
dimecres, 22 de setembre del 2010
Hay quien rememora el primer amor porque necesita recuperarse a sí mismo.
Hay quien rememora el primer amor porque necesita recuperarse a sí mismo.
Ella fue mi primer amor.
Me llevaba en volandas.
Yo volaba.
El mundo era un paisaje lleno de luz.
Así pues, el primero de todos es la madre.
Biológica o adoptada, no es relevante.
Yo esperaba.
Cuando llegó ella a casa, traída por la cintura por el brazo de mi padre, supe responder al mandato del corazón.
Un niño sabe. Una niña, más.
Su gesto tenía el significado venido de lo ancestral.
El Universo se había vuelto a mi favor.
Es cierto, que desde aquel día cambió el rumbo de mi vida.
De la contemplación al hermano mayor, pasé a soñar en un arcoiris bajo el sol.
No tuve amigas, cuando por mi edad hubiera sido lo normal.
Añoraba el despertar, con sus cosquillas, cuando estaba en el internado.
Imaginaba, y revivía, lo cotidiano en la casa en que ella se movía.
No vivía entre pupitres y oraciones.
Corría y galopaba en nubes de algodón, pensando en ella.
Desperté a las sensaciones de la piel entre dedos de mujer. Mujeres que me recordaban a ella.
Caricias y besos que me adentraban en el tunel laberíntico del deseo.
Ellas se quejaban.
Lamentaban mi ausencia y falta de entrega.
Yo guardaba mi tesoro, oculto incluso para mí.
Ahora lo sé.
He tenido que entablar esta conversación contigo, para revivir y sufrir el desvelo de lo que me perdí.
Ella está conmigo.
Me espera.
Sabe que debo redescubrir el camino.
Ella fue mi primer amor.
Me llevaba en volandas.
Yo volaba.
El mundo era un paisaje lleno de luz.
Así pues, el primero de todos es la madre.
Biológica o adoptada, no es relevante.
Yo esperaba.
Cuando llegó ella a casa, traída por la cintura por el brazo de mi padre, supe responder al mandato del corazón.
Un niño sabe. Una niña, más.
Su gesto tenía el significado venido de lo ancestral.
El Universo se había vuelto a mi favor.
Es cierto, que desde aquel día cambió el rumbo de mi vida.
De la contemplación al hermano mayor, pasé a soñar en un arcoiris bajo el sol.
No tuve amigas, cuando por mi edad hubiera sido lo normal.
Añoraba el despertar, con sus cosquillas, cuando estaba en el internado.
Imaginaba, y revivía, lo cotidiano en la casa en que ella se movía.
No vivía entre pupitres y oraciones.
Corría y galopaba en nubes de algodón, pensando en ella.
Desperté a las sensaciones de la piel entre dedos de mujer. Mujeres que me recordaban a ella.
Caricias y besos que me adentraban en el tunel laberíntico del deseo.
Ellas se quejaban.
Lamentaban mi ausencia y falta de entrega.
Yo guardaba mi tesoro, oculto incluso para mí.
Ahora lo sé.
He tenido que entablar esta conversación contigo, para revivir y sufrir el desvelo de lo que me perdí.
Ella está conmigo.
Me espera.
Sabe que debo redescubrir el camino.
Has removido mi conciencia.
Has removido mi conciencia.
¡Se perdió tanto!
Siempre cae al fondo del océano el lastre que sobra.
¡Tantos muertos a deshora!
Hay un final de viaje imprevisto, pero se espera cubrir el ciclo.
La vida tiene sus ritmos.
Falsarios atesoran lo que les sobra., cerrando las puertas a quienes ni aire y agua tienen.
Sembraron la muerte, sin mirar a poniente.
Siempre a delante con sus ideas hueras.
Las respuestas se acallan con mordazas.
Silenciaron.
Siempre hay quien se vende y sirve al que le paga.
Traidores de sus iguales.
Vendieron mentiras de falsas propuestas.
Heridas que con el tiempo sanaron mal cerradas dejando las puertas abiertas al rencor y discordia.
Aparentaban.
Ayer no pude venir.
Estaba dolida por todo lo que esto remueve.
El fondo del pozo de mi memoria enloda las aguas posadas y remansadas
He copiado lo que escribí sobre ese material que hoy no puede decirse papel.
Muchas buenas intenciones llevaron a hacer de él objeto de museo.
Otros medios salieron con atributos de materiales alternativos a explotar otros entornos y paisajes.
Habría que volver a la memoria distribuida y compartida, como se hacía para rescatar los libros quemados, en esa historia que anunciaba su muerte, Fahrenheit 451, de Ray Bradbury.
¡Se perdió tanto!
Siempre cae al fondo del océano el lastre que sobra.
¡Tantos muertos a deshora!
Hay un final de viaje imprevisto, pero se espera cubrir el ciclo.
La vida tiene sus ritmos.
Falsarios atesoran lo que les sobra., cerrando las puertas a quienes ni aire y agua tienen.
Sembraron la muerte, sin mirar a poniente.
Siempre a delante con sus ideas hueras.
Las respuestas se acallan con mordazas.
Silenciaron.
Siempre hay quien se vende y sirve al que le paga.
Traidores de sus iguales.
Vendieron mentiras de falsas propuestas.
Heridas que con el tiempo sanaron mal cerradas dejando las puertas abiertas al rencor y discordia.
Aparentaban.
Ayer no pude venir.
Estaba dolida por todo lo que esto remueve.
El fondo del pozo de mi memoria enloda las aguas posadas y remansadas
He copiado lo que escribí sobre ese material que hoy no puede decirse papel.
Muchas buenas intenciones llevaron a hacer de él objeto de museo.
Otros medios salieron con atributos de materiales alternativos a explotar otros entornos y paisajes.
Habría que volver a la memoria distribuida y compartida, como se hacía para rescatar los libros quemados, en esa historia que anunciaba su muerte, Fahrenheit 451, de Ray Bradbury.
dilluns, 20 de setembre del 2010
Hoy he pensado en el amor.
Hoy he pensado en el amor.
Papá y mamá.
Papá y Matilde.
Ignacio.
Yo.
No me has dado oportunidad de vivir una historia pasional.
Cuando parecía que el encuentro la propiciaba, tus flechas se orientaban a otras.
Lo cierto es que viví con desapego esa emoción.
Matilde fue el amor de mi vida.
Mi madrastra.
Qué palabra tan cargada de negatividad.
Jacinta lo arropaba todo.
Ella murió centenaria.
Eso si que era una cosa a destacar en esa época. No ahora.
Me percato de que eludo añadir a Carlos cuando nombro nuestro núcleo familiar.
Es extraño, aún tengo esa pelusilla.
No me rompí por su pérdida, si por la de Ignacio.
Me volví junco en ese desierto que tanto conocía.
Soporte para Nicole y sus hijas.
De él heredé su familia.
Hinchó la barriga de Matilde, la que quería sólo mía.
Eso debe ser.
Tampoco tengo queja.
Lo pasaste a las manos de Jacinta, que incluso tiró de él y cortó su cordón umbilical.
Me dejaste a Matilde para mí sola.
Te estoy agradecida.
Era su niña.
Sigo siéndolo, aunque mis años se cuenten en tres cifras.
No te atreverás a privarme de esa unión.
Ahora está a mi lado.
No estoy sola.
Ya sé que cuando los muertos se presentan a los vivos es para acompañarles en el camino.
Estoy dispuesta.
Es una alegría saber que es ella la que me llevará de la mano, como cuando niña me paseaba por la ciudad a la que íbamos a visitar a mi hermano.
Papá y mamá.
Papá y Matilde.
Ignacio.
Yo.
No me has dado oportunidad de vivir una historia pasional.
Cuando parecía que el encuentro la propiciaba, tus flechas se orientaban a otras.
Lo cierto es que viví con desapego esa emoción.
Matilde fue el amor de mi vida.
Mi madrastra.
Qué palabra tan cargada de negatividad.
Jacinta lo arropaba todo.
Ella murió centenaria.
Eso si que era una cosa a destacar en esa época. No ahora.
Me percato de que eludo añadir a Carlos cuando nombro nuestro núcleo familiar.
Es extraño, aún tengo esa pelusilla.
No me rompí por su pérdida, si por la de Ignacio.
Me volví junco en ese desierto que tanto conocía.
Soporte para Nicole y sus hijas.
De él heredé su familia.
Hinchó la barriga de Matilde, la que quería sólo mía.
Eso debe ser.
Tampoco tengo queja.
Lo pasaste a las manos de Jacinta, que incluso tiró de él y cortó su cordón umbilical.
Me dejaste a Matilde para mí sola.
Te estoy agradecida.
Era su niña.
Sigo siéndolo, aunque mis años se cuenten en tres cifras.
No te atreverás a privarme de esa unión.
Ahora está a mi lado.
No estoy sola.
Ya sé que cuando los muertos se presentan a los vivos es para acompañarles en el camino.
Estoy dispuesta.
Es una alegría saber que es ella la que me llevará de la mano, como cuando niña me paseaba por la ciudad a la que íbamos a visitar a mi hermano.
He tenido que ser yo
Pusiste el dedo en la llaga.La droga hizo mella en nuestra casa.Lucia aparentaba ser la más fuerte de las tres niñas.Tanto que a penas le dedicaste páginas en tu novela.
He tenido que ser yo quien sacara a la luz ese escabroso acontecimiento.
He tenido que ser yo quien sacara a la luz ese escabroso acontecimiento.
La historia se repite.
Aunque piso el ecuador del siglo XXI no me es dado filtrar información.
Eso me coloca en la distancia que deja el poso de algunos acontecimientos que para ti son presente.
Lamentablemente, nada es nuevo bajo el sol.
La historia se repite.
Eso me coloca en la distancia que deja el poso de algunos acontecimientos que para ti son presente.
Lamentablemente, nada es nuevo bajo el sol.
La historia se repite.
Suerte tengo que aún merodeo en ella.
Buen día, Susana:
A mi también me gusta que me lean.
Ya tenemos algo en común.
Gracias por tu amistad virtual.
Cordiales saludos,
Celia
Mi deseo es existencial.
Si no me leen, no existo.
Tu pisas las calles de asfalto, yo vivo en la mente de mi creadora y de quienes leen lo que ella escribe.
Cien por cien de acuerdo contigo...buen comienzo de entendimiento...
Te recomiendo:
www.circuloindependiente.net
http://lapizceroediciones.blogspot.com/
y mi blog, claro, THEMCELVEZ:
http://themcelvez.blogspot.com/
Felices lecturas y escribanías, como dice Alina Galliano...
Me gustaría, pero no puedo ir más allá de esta pantalla.
Mi autora lo tendrá en cuenta.
...
Supongo.
Suerte tengo que aún merodeo en ella.
diumenge, 19 de setembre del 2010
Renace en mí esa frustración y desamparo.
¿Qué hacer cuando eres testigo de la bajada a los infiernos de alguien querido?
Millones de muertos otros.
El tuyo te duele.Tanto, que no te deja respirar.
La vida sigue dejando a tu paso los despojos anudados del alma del alma resquebrajada en llanto seco.
Renace en mí esa frustración y desamparo.
Esa incapacidad ante la víctima.
La tuve en mis brazos.
Pensé que con ellos la liberaría.
Tuve que protegerme de su ira.
No era ella.
Pedí ayuda.
La pedimos.
Nos unimos e hicimos piña
Yo no podía con todo.
Se me iba de las manos.
Ella estaba en lo más hondo del oscuro pozo de su conciencia.
Allí no oía, allí no veía,...
Sus sentidos eran muros infranqueables.
u abstinencia no fue una fiesta.
Fue dantesca.
Conseguimos que se salvara de esa droga, no de sí misma.
Todos alerta la atosigamos.
Ahogamos el espacio que su alma necesitaba.
Ya no volaba, ya no reía.
Estaba vacía.
Su mente se hizo pedazos.
Ha muerto.
Su vida aquieta nuestras conciencias.
Fue peor tener que dejarla en una institución hospitalaria de por vida.
Hablo de Lucia, la mayor de las tres hermanas.
Hija de Nicole y mi hermano Carlos.
Millones de muertos otros.
El tuyo te duele.Tanto, que no te deja respirar.
La vida sigue dejando a tu paso los despojos anudados del alma del alma resquebrajada en llanto seco.
Renace en mí esa frustración y desamparo.
Esa incapacidad ante la víctima.
La tuve en mis brazos.
Pensé que con ellos la liberaría.
Tuve que protegerme de su ira.
No era ella.
Pedí ayuda.
La pedimos.
Nos unimos e hicimos piña
Yo no podía con todo.
Se me iba de las manos.
Ella estaba en lo más hondo del oscuro pozo de su conciencia.
Allí no oía, allí no veía,...
Sus sentidos eran muros infranqueables.
u abstinencia no fue una fiesta.
Fue dantesca.
Conseguimos que se salvara de esa droga, no de sí misma.
Todos alerta la atosigamos.
Ahogamos el espacio que su alma necesitaba.
Ya no volaba, ya no reía.
Estaba vacía.
Su mente se hizo pedazos.
Ha muerto.
Su vida aquieta nuestras conciencias.
Fue peor tener que dejarla en una institución hospitalaria de por vida.
Hablo de Lucia, la mayor de las tres hermanas.
Hija de Nicole y mi hermano Carlos.
dissabte, 18 de setembre del 2010
Me fascina la posibilidad de ser leída antes de que publiques.
Has querido traerme a tu tiempo para que te acompañe en la dolorosa perspectiva de cerrar definitivamente la historia que aún está viva.
El otro día le conté a Sofia, mi sobrina, tu osadía.
A ella no le parece extraño.
Entiende que quieras contar conmigo.
Tengo que agradecerte me permitas explicitar cosas que con las prisas omites en la novela.
Me fascina la posibilidad de ser leída antes de que publiques.
Dirás que chocheo.
Es posible.
Cuenta que tengo mis añitos.
Me hiciste longeva para tu tiempo. No para el nuestro.
Ya llegarás. Eso espero.
Te gustará contrastar lo que en este juego narrativo has supuesto.
El otro día le conté a Sofia, mi sobrina, tu osadía.
A ella no le parece extraño.
Entiende que quieras contar conmigo.
Tengo que agradecerte me permitas explicitar cosas que con las prisas omites en la novela.
Me fascina la posibilidad de ser leída antes de que publiques.
Dirás que chocheo.
Es posible.
Cuenta que tengo mis añitos.
Me hiciste longeva para tu tiempo. No para el nuestro.
Ya llegarás. Eso espero.
Te gustará contrastar lo que en este juego narrativo has supuesto.
Cada agente sigue un guión previo.
http://www.20minutos.es/noticia/812369/0/manifiesto/toro/vega/
http://www.elpais.com/articulo/internacional/Nadie/toma/pelo/Viviane/Reding/elpepiint/20100918elpepiint_3/Tes
Querida Clea, imaginas que esas cosas son trascendentes, pero no estás en el futuro.
Si miraras esos hechos desde mi perspectiva verías que nada de lo que parece es.
Cada agente sigue un guión previo. El que marca el sitio que ocupa en el tablero.
Cuando murió Ignacio, mi hermano, ese mundo que me acogía perdió sentido.
Mis reportajes eran muy apreciados, pero no modificaban nada.
Decir la verdad no significaba nada para la realidad que la configuraba.
Mi querido hermano perdió la vida porque las circunstancias lo pillaron en medio.
No desvelaré elementos novelados, porque si lo hago no habrá quien me lea, y eso sería un desastre.
Daría cualquier cosa porque metieras tu novela entre los libros olvidados para que algún día alguien la encontrara.
Si no me leen, no existo.
Si no me leen, no existo.
Los personajes vivimos en la mente de nuestros creadores, pero eso no basta.
Los personajes vivimos en la mente de nuestros creadores, pero eso no basta.
Lazos de seda
Yo también tuve esa admiración ciega a mi hermano.
La habitación de papa era un misterio para mí.
Recuerdo que miraba su interior cuando Jacinta estaba en ella ordenando sus cosas.
Matilde ocupó otra.
Me llamaba la atención una caja de laca oscurecida que se posaba en un ángulo del escritorio de papá.
Cuando Jacinta la cogía, para quitarle el polvo, se quedaba con ella contra su pecho.
Supongo que era eso lo que hizo que focalizara mi atención hacía ella.
Cuando regresé al pueblo, y me interné en esos recuerdos de infancia, lo primero que tomé en mis manos fue esa caja.
Tardé en abrirla.
Seguí el ritual que siempre observaba en el umbral de la puerta.
Al hacerlo, sentí la presencia de papá y Jacinta.
Matilde no entraba a ese espacio de la casa.
Eso era algo que me intrigaba siendo una niña, y también una jovencita.
Sé que esa caja guardaba mechones rubios y lazos de seda.
Cuando papá me entregó la llave de lo que aún es mi casa, un apartamento en un barrio mágico de la ciudad a la que he vuelto, lo hizo desprendiéndose de uno de sus tesoros. Un lazo azul cielo.
Mis ojos hacen juego con él cuando estoy relajada.
Dicen de mis ojos que cambian su color, como ese cielo que los reclama.
Papá decía que yo era el regalo que mamá le había dejado para que soportara su ausencia.
Él la amó siempre. Aún después de su muerte.
Matilde nunca se interpuso.
Al contrario.
Simpatizó con ese sentimiento.
Me tomaba en sus brazos y me hablaba de ella, mi mamá.
Al hacerlo, yo sentía que esos brazos eran de madre.
Una mente racional no sabría entenderlo, pero tú sí.
Mamá estuvo en Matilde siempre que ella me tomaba en sus brazos.
¿Se produjo una simbiosis?
No sólo eso.
Cuando saco esas cintas de la caja que hoy tiene su laca oscurecida, y a penas deja ver las flores de sus adornos, con su contacto ...
Las tengo a ellas, a las tres, acunándome.
Las siento en mí.
No se fueron, están en mi piel, en mis huesos, en mi sangre, en mi alma,...
A veces, se ponen ante mí y acarician mi cara, como la brisa del mar que me acompaña.
La habitación de papa era un misterio para mí.
Recuerdo que miraba su interior cuando Jacinta estaba en ella ordenando sus cosas.
Matilde ocupó otra.
Me llamaba la atención una caja de laca oscurecida que se posaba en un ángulo del escritorio de papá.
Cuando Jacinta la cogía, para quitarle el polvo, se quedaba con ella contra su pecho.
Supongo que era eso lo que hizo que focalizara mi atención hacía ella.
Cuando regresé al pueblo, y me interné en esos recuerdos de infancia, lo primero que tomé en mis manos fue esa caja.
Tardé en abrirla.
Seguí el ritual que siempre observaba en el umbral de la puerta.
Al hacerlo, sentí la presencia de papá y Jacinta.
Matilde no entraba a ese espacio de la casa.
Eso era algo que me intrigaba siendo una niña, y también una jovencita.
Sé que esa caja guardaba mechones rubios y lazos de seda.
Cuando papá me entregó la llave de lo que aún es mi casa, un apartamento en un barrio mágico de la ciudad a la que he vuelto, lo hizo desprendiéndose de uno de sus tesoros. Un lazo azul cielo.
Mis ojos hacen juego con él cuando estoy relajada.
Dicen de mis ojos que cambian su color, como ese cielo que los reclama.
Papá decía que yo era el regalo que mamá le había dejado para que soportara su ausencia.
Él la amó siempre. Aún después de su muerte.
Matilde nunca se interpuso.
Al contrario.
Simpatizó con ese sentimiento.
Me tomaba en sus brazos y me hablaba de ella, mi mamá.
Al hacerlo, yo sentía que esos brazos eran de madre.
Una mente racional no sabría entenderlo, pero tú sí.
Mamá estuvo en Matilde siempre que ella me tomaba en sus brazos.
¿Se produjo una simbiosis?
No sólo eso.
Cuando saco esas cintas de la caja que hoy tiene su laca oscurecida, y a penas deja ver las flores de sus adornos, con su contacto ...
Las tengo a ellas, a las tres, acunándome.
Las siento en mí.
No se fueron, están en mi piel, en mis huesos, en mi sangre, en mi alma,...
A veces, se ponen ante mí y acarician mi cara, como la brisa del mar que me acompaña.
divendres, 17 de setembre del 2010
¿Cómo es posible saber tanto del mundo y nada de una misma?
No hay males comparables.
Cuando murió Nacho, mi hermano, mi mundo se dio la vuelta como un calcetín.
Abandoné lo que llevaba haciendo hasta ese momento.
No reaccioné en muchos años.
Desconocía qué sucedía dentro de mí.
Un dios con pantaloncitos cortos. Ese era Naito (Como yo le llamaba con mi media lengua).
Nunca dejé de admirarle.
Su compromiso era absoluto.
Desconocía la pasión que lo corroía.
Los diarios de Matilde me pusieron ante un Ignacio distinto.
Si no fuera porque ella era otro de mis dioses, hubiera pensado que era una de sus fantasías literarias.
Matilde y yo preparábamos teatrillos y poesías.
Jugábamos juntas.
Yo su niña, ella mi diosa.
Eso hasta que nació Carlos y me desbancó.
Príncesa destronada.
No supe que había sido así, hasta que tuve ante mí la fotografía que se hizo en su bautismo.
¿Cómo es posible saber tanto del mundo y nada de una misma?
Cuando murió Nacho, mi hermano, mi mundo se dio la vuelta como un calcetín.
Abandoné lo que llevaba haciendo hasta ese momento.
No reaccioné en muchos años.
Desconocía qué sucedía dentro de mí.
Un dios con pantaloncitos cortos. Ese era Naito (Como yo le llamaba con mi media lengua).
Nunca dejé de admirarle.
Su compromiso era absoluto.
Desconocía la pasión que lo corroía.
Los diarios de Matilde me pusieron ante un Ignacio distinto.
Si no fuera porque ella era otro de mis dioses, hubiera pensado que era una de sus fantasías literarias.
Matilde y yo preparábamos teatrillos y poesías.
Jugábamos juntas.
Yo su niña, ella mi diosa.
Eso hasta que nació Carlos y me desbancó.
Príncesa destronada.
No supe que había sido así, hasta que tuve ante mí la fotografía que se hizo en su bautismo.
¿Cómo es posible saber tanto del mundo y nada de una misma?
La autora no se asoma.
Yo estoy en el presente, pero tú interactúas desde el pasado de una novela concluida.
Esto es una segunda parte, en la que Clea imagina.
La autora no se asoma.
Se destapó el secreto.
Le hemos fallado.
No hemos sabido guardar silencio.
Aún así, aquí estamos para desempolvar tu pasado y el mío.
Tú y yo llevamos sus reflejos. Los de la autora que nos teclea y nos piensa.
Aquí, yo soy uno de sus personajes.
Los que ella empezó a enmarcar en narrativas desde la otredad.
Tú estabas en aquello del colegio de monjas.
Yo no recuerdo ese tiempo.
No tengo interés en rememorar el olor a gasolina del serrín que se amontonaba en el hueco bajo la escalera, y que llevaba al acceso a las calderas.
Olor de carbón y goma de borrar gastada.
Lápices y libretas de espiral.
Plumas estilógráficas.
Cromos de los Telerines.
Y de Marisol.
Tebeos y juegos en la calle.
Esto es una segunda parte, en la que Clea imagina.
La autora no se asoma.
Se destapó el secreto.
Le hemos fallado.
No hemos sabido guardar silencio.
Aún así, aquí estamos para desempolvar tu pasado y el mío.
Tú y yo llevamos sus reflejos. Los de la autora que nos teclea y nos piensa.
Aquí, yo soy uno de sus personajes.
Los que ella empezó a enmarcar en narrativas desde la otredad.
Tú estabas en aquello del colegio de monjas.
Yo no recuerdo ese tiempo.
No tengo interés en rememorar el olor a gasolina del serrín que se amontonaba en el hueco bajo la escalera, y que llevaba al acceso a las calderas.
Olor de carbón y goma de borrar gastada.
Lápices y libretas de espiral.
Plumas estilógráficas.
Cromos de los Telerines.
Y de Marisol.
Tebeos y juegos en la calle.
dijous, 16 de setembre del 2010
Supe nadar y guardar la ropa.
Tuve que marchar a un internado de monjas para poder estudiar.
Tendrás que hacer un esfuerzo especial para imaginarlo.
Tú nunca hubieras sobrevivido en él.
Tus tiernos años de infancia en ese colegio marcaron con desmemoria la frustración que cayó sobre ti.
A mí no me fue mal.
Agradezco que no hayas cargado tintas negras sobre ese periodo de mi vida.
Me salvó que era tierna y sumisa.
Allí vi, oí y callé.
Los mensajes hicieron mella en mí.
No en el sentido de las intenciones que ellas les ponían.
En ese mundo cerrado supe de la injusticia.
Matilde había puesto en mí la semilla que me hacía libre.
Todo el mundo creía que mis gustos por el periodismo me llevarían a un mundo amarillista.
Cuando se abren los ojos y oídos, se sabe que tras una pantalla se oculta lo que no se quiere que el mundo tenga presente.
Eso siempre ha sido así.
Supe nadar y guardar la ropa.
Me ajusté el disfraz de lo que pensaban de mí.
Un aspecto angelical y a todo decía amén, abrió las puertas de la verdad.
Cuanta corruptela.
Un nombre abría puertas.
Yo era una Cifuentes. Familia próspera.
No era una pueblerina.
Vivir en el pueblo entre la clase dominante no lo hacía de ti.
Me hiciste medrar entre esa burguesía que tanto te molesta.
Lo hiciste porque conoces mujeres que desde esa plataforma han entrado a cuestionar el sistema.
Tendrás que hacer un esfuerzo especial para imaginarlo.
Tú nunca hubieras sobrevivido en él.
Tus tiernos años de infancia en ese colegio marcaron con desmemoria la frustración que cayó sobre ti.
A mí no me fue mal.
Agradezco que no hayas cargado tintas negras sobre ese periodo de mi vida.
Me salvó que era tierna y sumisa.
Allí vi, oí y callé.
Los mensajes hicieron mella en mí.
No en el sentido de las intenciones que ellas les ponían.
En ese mundo cerrado supe de la injusticia.
Matilde había puesto en mí la semilla que me hacía libre.
Todo el mundo creía que mis gustos por el periodismo me llevarían a un mundo amarillista.
Cuando se abren los ojos y oídos, se sabe que tras una pantalla se oculta lo que no se quiere que el mundo tenga presente.
Eso siempre ha sido así.
Supe nadar y guardar la ropa.
Me ajusté el disfraz de lo que pensaban de mí.
Un aspecto angelical y a todo decía amén, abrió las puertas de la verdad.
Cuanta corruptela.
Un nombre abría puertas.
Yo era una Cifuentes. Familia próspera.
No era una pueblerina.
Vivir en el pueblo entre la clase dominante no lo hacía de ti.
Me hiciste medrar entre esa burguesía que tanto te molesta.
Lo hiciste porque conoces mujeres que desde esa plataforma han entrado a cuestionar el sistema.
Clea Imagina en FB de Susana (16-9-10)
¿Seudónimo o heterónimo?
http://www.wordreference.com/definicion/seud%C3%B3nimo
http://enciclopedia.us.es/index.php/Seud%C3%B3nimo
http://es.wikipedia.org/wiki/Heter%C3%B3nimo
http://es.wikipedia.org/wiki/Alias
Cuando Clea tomó la palabra, ¿era heterónimo?
Empiezo a pensar que sí.
Estoy buscando un seudónimo para publicar mis textos.
Eso ha empezado a ser una necesidad.
Atendiendo a lo que de heterónimo he podido leer, ¿Susana Cifuentes, al tomar la palabra en este entorno, entra dentro?
Se puede leer:
"...autor ficticio o pseudoautor que es también personaje..."
El poeta portugués Fernando Pessoa introdujo la noción de heterónimo en teoría literaria y es el mayor y más famoso ejemplo de producción de heterónimos. Para él ellos eran otros de él mismo, personalidades independientes y autónomas que vivían fuera de su autor con una biografía propia, esto es dotados de distintos caracteres que fraguasen lo que él llamó "drama em gente".. Son, por así decirlo, una especie de alter ego u otro yo del autor.
http://es.wikipedia.org/wiki/Heter%C3%B3nimo
http://www.opticaliteraria.com.ar/la%20politica%20implica%20crueldad.html
No todo puede explicitarse.
Cuando escribí tu noche tumultuosa en la ciudad que habías dejado durante veinte años, lo hice con la libertad de estar ante ti, pero esas páginas no pueden publicarse.
Lo que es escribe, escrito queda.
Cuando pasen los años y llegué a ese tiempo al que me has llevado, es posible que leer lo que quedó escrito cobre significado, como lo ha hecho, encontrar unas líneas en uno de mis cuadernos.
Cuando niña, la gente callaba.
Hablaban a medias.
De política o sexo, nada.
Eran tabú.
Me gustaría recuperar la memoria de esos años.
Los adultos hablan delante de los niños creyendo que no les oye nadie.
Es posible que ante mí se destaparan reproches y quejas silenciadas.
Lo que mejor se recuerda son los olores.
Las escaleras de las casas olían a berza.
La verdura que se cenaba en la mayor parte de las casas.
Batir de huevos para tortillas.
Leche quemada en los cueceleches.
No había el microondas ni la leche esterilizada.
Repartidores a domicilio.
Cuentas a deber en tiendas de comestibles.
Los supers llegaron después.
Se compraba una sardina o tres. De cubo o en lata. A granel.
Te hice nacer en un pueblo. El que imaginé hubiera sido el mío, si mis padres no hubieran tenido que salir del suyo.
dimecres, 15 de setembre del 2010
Esa memoria histórica.
Una serie televisiva que encuentro entre aquellas cosas que gustaban a las personas que dejé en España.
Matilde no se perdía ningún capítulo.
Dejó constancia de ello en su diario.
Ella que pasó por esa posguerra sin dejarse el alma en ella.
http://www.rtve.es/television/amarentiemposrevueltos.shtml
Esa memoria histórica.
Clea Imagina:
No había caído en la cuenta.
Matilde tiene que construirse en este tiempo presente.
En el punto que llevo la historia, eres tú quien ha de llenar ese vacío.
No creo que pudiera reescribir lo escrito.
http://www.facebook.com/?ref=home#!/group.php?gid=16030307391&ref=mf
No estaría bien que un personaje se metiera por allí, pero te lo recomiendo.
Hubo/hay dos Españas.
¿Acaso heredamos el pasado sangriento que quiso pasarlo por alto?
Fueron las condiciones que vivieron nuestros antepasados más próximos.
Estos medios virtuales ponen a nuestro alcance lo que los supervivientes y sus herederos pueden testimoniar.
http://perso.wanadoo.es/delriocab/Letras/Mill%F3n.htm
http://www.facebook.com/?ref=home#!/pages/Plataforma-Memoria-Historica-Guerra-Civil-Espanola/219608795906?ref=mf
http://www.facebook.com/?ref=home#!/pages/Museo-de-la-II-Republica-Espanola/252979089978?ref=mf
Matilde no se perdía ningún capítulo.
Dejó constancia de ello en su diario.
Ella que pasó por esa posguerra sin dejarse el alma en ella.
http://www.rtve.es/television/amarentiemposrevueltos.shtml
Esa memoria histórica.
Clea Imagina:
No había caído en la cuenta.
Matilde tiene que construirse en este tiempo presente.
En el punto que llevo la historia, eres tú quien ha de llenar ese vacío.
No creo que pudiera reescribir lo escrito.
http://www.facebook.com/?ref=home#!/group.php?gid=16030307391&ref=mf
No estaría bien que un personaje se metiera por allí, pero te lo recomiendo.
Hubo/hay dos Españas.
¿Acaso heredamos el pasado sangriento que quiso pasarlo por alto?
Fueron las condiciones que vivieron nuestros antepasados más próximos.
Estos medios virtuales ponen a nuestro alcance lo que los supervivientes y sus herederos pueden testimoniar.
http://perso.wanadoo.es/delriocab/Letras/Mill%F3n.htm
http://www.facebook.com/?ref=home#!/pages/Plataforma-Memoria-Historica-Guerra-Civil-Espanola/219608795906?ref=mf
http://www.facebook.com/?ref=home#!/pages/Museo-de-la-II-Republica-Espanola/252979089978?ref=mf
Clea Imagina en FB de Susana (15-9-10)
http://quiereshacerelfavor.wordpress.com/2010/09/14/programa-49-%C2%BFdonde-va-un-personaje-cuando-se-acaba-su-novela/
Si la novela queda abierta a una continuidad imaginada, ¿cuantos caminos tomará el personaje?
Muchas veces, la última palabra de ella es la primera de cada uno (y cada una) de sus lectores o lectoras.
Te diré que Clea lloraba el desconsuelo de un amor imposible que creía posible, cuando empezó a estar en mí.
Tú eres fuerte.
No lloras amores perdidos.
Lloras la ausencia de Matilde.
¿Es posible que esa mujer marque en ti el sentimiento más profundo?
Un 'edipo' oculto
Te queda adentrarte en sus escritos.
Los que ella dejó y tú recogiste.
¿Recuerdas?
No sé si serás tú quien llegue a ellos o tu sobrina Sofia.
Ella sigue tus pasos.
Desde que leí EL CUARTETO DE ALEJANDRÍA, de Durrell, Clea cobró significado. Algo similar a la flor de EL PRINCIPITO.
Hablando de éste, tendría que decir LE PETIT PRINCE, por la sencilla razón de que mi primera lectura, del mismo, la hice en francés (lectura obligada en tiempos del COU.
Tú también pasaste por estudios similares.
Yo me libré del PREU (PREUNIVERSITARIO), curso que se hacía tras la REVÁLIDA DE SEXTO.
No recuerdo si para la asignatura de lengua extranjera o la de Literatura.
EL LLANO EN LLAMAS, de Juan Rulfo, una joya que leí entre esas lecturas.
CINCO HORAS CON MARIO, de Miguel Delibes.
Posteriormente, tuve la suerte de asistir a la representación teatral del monólogo, acompañada de una amiga de la que hace mucho tiempo no sé nada.
Removiendo mi memoria, sitúo a Miguel Hernandez entre esas lecturas.
http://soltarlastres.wordpress.com/about/clea-imagina-1/
Mi querida niña, espero que no te moleste que use este espacio para reconstruir mi pasado.
Al fin tú y yo no nos diferenciamos tanto.
De mí te estás alimentando.
Miro lo que has dejado sobre tus actividades en mi tiempo, el que ahora me sostiene.
Estamos en un momento difícil.
Se prepara una huelga general.
Ya sé que tú no la viviste.
Supongo que estuviste cerca de lo que afectó a la CARAVANA SOLIDARIA.
Cuando supe de eso tú ya tenías un lugar en esa parte del mundo.
Leer en el periódico aspectos de seguridad, que había pensado para ti y tus compañeros, me sorprendió.
Ahora estoy en su página http://www.caravanasolidaria.org/NOVA/index.php
Suena Imagine de Lenon.
En esa caravana iban materiales escolares que habíamos enviado desde mi escuela.
Una compañera había estado el verano pasado por esos lares.
http://www.elpais.com/articulo/espana/confirma/peor/hipotesis/elpepuesp/20091208elpepunac_4/Tes
África también aparece en mi primera novela.
La de fantasía.
Supongo que la has leído.
Ya me dirás que te parece.
Soy una bloguera, pero hasta ahora no había dejado rastros de vuestra historia.
Hoy he tomado el camino de ponerme a ello.
Tengo en los cuadernos lo que debería pasar por teclado y pantalla.
Sin embargo, he buscado dialogar contigo.
http://africaencolores.blogspot.com/2010/08/137-es-solidaria-la-caravana-solidaria.html
http://lacomunidad.elpais.com/sucesos/2010/8/30/reflexion-sobre-caravanas-solidarias
http://www.elpais.com/articulo/espana/ONG/catalana/guarda/silencio/entorpecer/liberacion/elpepiesp/20100823elpepinac_5/Tes
http://www.youtube.com/watch?v=11uOQbNEEw4&feature=player_embedded
http://www.mundo-geo.es/gente-y-cultura/congo-el-negocio-maldito-del-coltan
El 3 de noviembre posteé: http://mi-linea-de-fuga.lacoctelera.net/post/2008/11/03/el-coltan
Del 2008. Hace dos años.
Si la novela queda abierta a una continuidad imaginada, ¿cuantos caminos tomará el personaje?
Muchas veces, la última palabra de ella es la primera de cada uno (y cada una) de sus lectores o lectoras.
Te diré que Clea lloraba el desconsuelo de un amor imposible que creía posible, cuando empezó a estar en mí.
Tú eres fuerte.
No lloras amores perdidos.
Lloras la ausencia de Matilde.
¿Es posible que esa mujer marque en ti el sentimiento más profundo?
Un 'edipo' oculto
Te queda adentrarte en sus escritos.
Los que ella dejó y tú recogiste.
¿Recuerdas?
No sé si serás tú quien llegue a ellos o tu sobrina Sofia.
Ella sigue tus pasos.
Desde que leí EL CUARTETO DE ALEJANDRÍA, de Durrell, Clea cobró significado. Algo similar a la flor de EL PRINCIPITO.
Hablando de éste, tendría que decir LE PETIT PRINCE, por la sencilla razón de que mi primera lectura, del mismo, la hice en francés (lectura obligada en tiempos del COU.
Tú también pasaste por estudios similares.
Yo me libré del PREU (PREUNIVERSITARIO), curso que se hacía tras la REVÁLIDA DE SEXTO.
No recuerdo si para la asignatura de lengua extranjera o la de Literatura.
EL LLANO EN LLAMAS, de Juan Rulfo, una joya que leí entre esas lecturas.
CINCO HORAS CON MARIO, de Miguel Delibes.
Posteriormente, tuve la suerte de asistir a la representación teatral del monólogo, acompañada de una amiga de la que hace mucho tiempo no sé nada.
Removiendo mi memoria, sitúo a Miguel Hernandez entre esas lecturas.
http://soltarlastres.wordpress.com/about/clea-imagina-1/
Mi querida niña, espero que no te moleste que use este espacio para reconstruir mi pasado.
Al fin tú y yo no nos diferenciamos tanto.
De mí te estás alimentando.
Miro lo que has dejado sobre tus actividades en mi tiempo, el que ahora me sostiene.
Estamos en un momento difícil.
Se prepara una huelga general.
Ya sé que tú no la viviste.
Supongo que estuviste cerca de lo que afectó a la CARAVANA SOLIDARIA.
Cuando supe de eso tú ya tenías un lugar en esa parte del mundo.
Leer en el periódico aspectos de seguridad, que había pensado para ti y tus compañeros, me sorprendió.
Ahora estoy en su página http://www.caravanasolidaria.org/NOVA/index.php
Suena Imagine de Lenon.
En esa caravana iban materiales escolares que habíamos enviado desde mi escuela.
Una compañera había estado el verano pasado por esos lares.
http://www.elpais.com/articulo/espana/confirma/peor/hipotesis/elpepuesp/20091208elpepunac_4/Tes
África también aparece en mi primera novela.
La de fantasía.
Supongo que la has leído.
Ya me dirás que te parece.
Soy una bloguera, pero hasta ahora no había dejado rastros de vuestra historia.
Hoy he tomado el camino de ponerme a ello.
Tengo en los cuadernos lo que debería pasar por teclado y pantalla.
Sin embargo, he buscado dialogar contigo.
http://africaencolores.blogspot.com/2010/08/137-es-solidaria-la-caravana-solidaria.html
http://lacomunidad.elpais.com/sucesos/2010/8/30/reflexion-sobre-caravanas-solidarias
http://www.elpais.com/articulo/espana/ONG/catalana/guarda/silencio/entorpecer/liberacion/elpepiesp/20100823elpepinac_5/Tes
http://www.youtube.com/watch?v=11uOQbNEEw4&feature=player_embedded
http://www.mundo-geo.es/gente-y-cultura/congo-el-negocio-maldito-del-coltan
El 3 de noviembre posteé: http://mi-linea-de-fuga.lacoctelera.net/post/2008/11/03/el-coltan
Del 2008. Hace dos años.
dimarts, 14 de setembre del 2010
¿Cómo se maneja la amistad entre personaje y persona?
Clea Imagina:
Yo soy tu creadora.
Muchas de las cosas que quiero recordar del tiempo vivido, mías o de otras, quiero que las hagas tuyas.
Me hubiera gustado dibujarte.
Me gusta cómo quedas.
Naciste hace un par de meses.
Ahora eres mayor que yo.
Te mueves en ese futuro inmediato que vendrá tras dos décadas.
Eres la tía soltera. Como yo, pero no en la misma situación.
Tu vida tiene aventura.
Te hice periodista independiente.
Tus reportajes se pagaban bien.
¿Cómo se maneja la amistad entre personaje y persona?
Tener un perfil en FB es lo último que hubiera hecho en este tiempo.
Para mi seguridad y la de los míos, tenía que moverme con discreción.
Ahora que ha pasado este tiempo puedo permitirme este desliz.
Repasa tus notas y mira qué vida llevo en el 2010.
¿Cuesta responder cuando el personaje quiere saber?
El mundo estaba en crisis.
Si soy una periodista que se dedica a investigar en el mismo centro del huracán, ¿dónde crees que debería estar?
España con una tasa de paro del 20%, el doble que su país vecino.
Me tenías por África.
En África no debería ser visto esto bajo la misma perspectiva.
Nunca has estado en África.
Tendrás que jugar con tu imaginación y la información que pueda estar a tu alcance.
África es muy grande.
¡Delimita!
Los mundiales, pero yo no me dedicaba a ese tipo de información.
Lo mío era investigación.
Tienes que saber qué hacía en ese momento, aunque no lo explicites en ningún momento.
Si no es así, no tendré cuerpo ni alma, me perderé en las brumas de lo desdibujado y difuso.
Antonio Gala, en Más allá del jardín, lleva a su personaje, Palmira, a África.
Mi vida en ese continente es secreta.
No necesitas explicarla, pero sí saberla.
Yo soy tu creadora.
Muchas de las cosas que quiero recordar del tiempo vivido, mías o de otras, quiero que las hagas tuyas.
Me hubiera gustado dibujarte.
Me gusta cómo quedas.
Naciste hace un par de meses.
Ahora eres mayor que yo.
Te mueves en ese futuro inmediato que vendrá tras dos décadas.
Eres la tía soltera. Como yo, pero no en la misma situación.
Tu vida tiene aventura.
Te hice periodista independiente.
Tus reportajes se pagaban bien.
¿Cómo se maneja la amistad entre personaje y persona?
Tener un perfil en FB es lo último que hubiera hecho en este tiempo.
Para mi seguridad y la de los míos, tenía que moverme con discreción.
Ahora que ha pasado este tiempo puedo permitirme este desliz.
Repasa tus notas y mira qué vida llevo en el 2010.
¿Cuesta responder cuando el personaje quiere saber?
El mundo estaba en crisis.
Si soy una periodista que se dedica a investigar en el mismo centro del huracán, ¿dónde crees que debería estar?
España con una tasa de paro del 20%, el doble que su país vecino.
Me tenías por África.
En África no debería ser visto esto bajo la misma perspectiva.
Nunca has estado en África.
Tendrás que jugar con tu imaginación y la información que pueda estar a tu alcance.
África es muy grande.
¡Delimita!
Los mundiales, pero yo no me dedicaba a ese tipo de información.
Lo mío era investigación.
Tienes que saber qué hacía en ese momento, aunque no lo explicites en ningún momento.
Si no es así, no tendré cuerpo ni alma, me perderé en las brumas de lo desdibujado y difuso.
Antonio Gala, en Más allá del jardín, lleva a su personaje, Palmira, a África.
Mi vida en ese continente es secreta.
No necesitas explicarla, pero sí saberla.
Soy la protagonista.
Los años han pasado y el mundo se ha transformado.
En todo ese tiempo viví en campos de investigación sin poder ser localizada.
Mis parientes se han ido muriendo y quedo yo para reconstruir el pasado.
El futuro está en manos de lo arbitrario.
Los personajes de novela no tienen foto de perfil. Cada lector y lectora les pone atributos orientados por lo que su autor o autora dice de ellos.
Ahora se ajusta esa imagen en parte.
No tanto porque estando en los años venideros tengo mis años.
Se dice de mí que soy igual que mi madre.
Ella murió al poco de nacer yo.
La autora no sabe si la novela ha llegado a su fin.
Está obsesionada conmigo.
Soy su alter ego.
No soy ella, no copia de lo que haya podido ser, pero se siente proyectada en mí.
Cuando empezó con nosotros, creyó equivocada que estaba escribiendo uno de sus relatos.
Yo sabía que no era así.
No me quedaría callada mirando a mi hermano con sus pantalones cortos temblando ante la perspectiva de ser pillado en falta.
Leyendo los diarios de Mercedes, mi madre adoptada (madrastra para las mentes torcidas), reconstruyo ese pasado en que tras mis ojos azules no vi nada.
Jacinta y Mercedes me acompañan.
En todo ese tiempo viví en campos de investigación sin poder ser localizada.
Mis parientes se han ido muriendo y quedo yo para reconstruir el pasado.
El futuro está en manos de lo arbitrario.
Los personajes de novela no tienen foto de perfil. Cada lector y lectora les pone atributos orientados por lo que su autor o autora dice de ellos.
Ahora se ajusta esa imagen en parte.
No tanto porque estando en los años venideros tengo mis años.
Se dice de mí que soy igual que mi madre.
Ella murió al poco de nacer yo.
La autora no sabe si la novela ha llegado a su fin.
Está obsesionada conmigo.
Soy su alter ego.
No soy ella, no copia de lo que haya podido ser, pero se siente proyectada en mí.
Cuando empezó con nosotros, creyó equivocada que estaba escribiendo uno de sus relatos.
Yo sabía que no era así.
No me quedaría callada mirando a mi hermano con sus pantalones cortos temblando ante la perspectiva de ser pillado en falta.
Leyendo los diarios de Mercedes, mi madre adoptada (madrastra para las mentes torcidas), reconstruyo ese pasado en que tras mis ojos azules no vi nada.
Jacinta y Mercedes me acompañan.
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