dilluns, 5 de desembre del 2011

La muerte

Sabrás que la muerte asistió a mi infancia, dejándome sin madre.
Desde que tengo uso de razón sé de ella.
Tú también.
A ti te precede la de la madre de tu padre, que nunca pudiste llamar abuela. La de los dos hermanos primeros que hubieran hecho de ti la cuarta, y no la segunda, como así has creído en un estar impreciso.

¡Una madre!
Tú sí sabes lo que es. Yo la que tomó ese papel, al casarse con mi padre, no puedo decir que lo fuera, porque la amé con la carne y con la piel; aunque ella nunca ofreciera otros besos y abrazos que los propios de su ser.

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