Rica es esa hermana que no tuve.
Me hubiera gustado hacer realidad el sueño de tener un hijo en común.
No fue posible.
Cuando empezamos a hacer las previsiones y pruebas pertinentes, se supo que de mis estancias en África había quedado un rastro nunca imaginado. Era portadora de la enfermedad terrible que al mundo occidental no le importaba, cuando se trataba de personas tribales, según su parecer.
Si estás con personas a las que tratas y te tratan como igual, no puedes poner miramientos.
Compartir objetos y tener contactos forma parte de la comunicación entre quienes viven bajo un mismo techo. En nuestro caso, en tiendas de campaña instaladas cerca de sus viviendas de adobe.
Por mi parte, me creí inmune.
Si algo tengo, es una naturaleza fuerte.
Pocas veces he tenido que ir al médico, pero en ese caso teníamos que hacerlo bien.
No nos hubiera costado engendrar ese hijo en mi vientre.
Está claro que sería otro ser vivo.
No rechacé ser el vientre que le cobijara.
Cuando pensamos en ello, quisimos hacernos pruebas completas para evitar lo que hubiera sucedido si así no hubiera sido.
Te diré que me espanté. Tuve mis temores.
Pensé que algún día se manifestaría ese virus y me dañaría, pero hasta ahora no ha dado señales.
Al contrario, estoy viviendo más tiempo del que cabría esperar.
Supongo que me siento arropada y querida por quienes están a mi lado.
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