diumenge, 11 de desembre del 2011

Querida niña

¡Sí!
Niña.
Te sorprenderá que me dirija a ti de esta forma, pero debes considerar que desde mi centenaria edad, tú eres esa niña. Eso, y que nunca se deja la niña que se tiene desde los primeros pasos.
Escribí lo que te dejé ayer para que leyeras en un momento similar al que supongo estás pasando.

La vida te arrastra. Y no la dejas hasta que acabas.
Hay una finalidad por escribir y determinar, en cada uno de nuestros pasos, pero allí están las huellas que hemos de trazar.

Mi destino no ha cerrado su ciclo, porque parece ser que he de acompañarte en el tuyo.

Ya sé que soy un personaje y que eres tú quien teclea estas palabras, pero no por ello dejo de ser yo quien te habla.

No te desanimes.
Lo por venir allí está.
Harás con ello como has ido haciendo con cada uno de los bucles que te ha tocado superar.

Notas signos de envejecimiento y debilidad, pero no son definitivos.
Sacarás fuerzas para capear nuevos temporales.
¡Ya verás!

Nosotras somos fuertes.

Tenemos la resistencia y paciencia de nuestra parte.

No nos espanta la caída. Nos levantamos y resurgimos de las cenizas.

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